Una vez que llegó a pisar el territorio japonés, él lo llegó a decir. "Ahí ya no hay futuro. Las personas que eran cercanas empiezan a desaparecer hasta que te quedas solo. Por eso me escapé de ahí aunque me gustaría volver cuando las cosas cambien". Durante algunos años atrás, en un puerto situado en la península de Ishikawa (Japón), los desertores norcoreanos deshacer del barco que les trajo hasta las costas japonesas y subir a una embarcación mucho más grande apoyado por los pescadores. "Les veíamos deshidratados así que le dimos agua y salchichas de pescado. Una madre agarró rápidamente las salchichas y dio un pequeño mordisco para probar si no estaban caducadas o "envenenadas". Después de verificarlo, empezó a repartir entre sus hijos y los demás personas. Y empezaron a sonreír".
Mientras la mayoría se alimentaban, otros desertores empezaban a fumar tabaco. Al notar que la seguridad estaba a sus lados, sus vicios cotidianos no tardaron de salir. En sus rostros, se mezclaban melancolía y alegría. Solo faltaba esperar a un funcionario estatal surcoreano designado específicamente para esta ocasión a la zona para orientar el próximo viaje a Corea del Sur. Un desertor empezó a preguntar: "¿Es verdad que aquí y en Corea del Sur la luz no se agota? ¿Como es posible eso? Nosotros vivimos con poca electricidad desde que nacimos. Imagínese como estamos en época de mucho frío... necesitaré bastante tiempo para acostumbrarme a esto de tener la luz todo el día..." El diario de Corea del Norte