Hay fechas que marcan hitos imborrables en la historia de nuestra América…
Atilio Borón
El 4 de septiembre de 1970, Salvador Allende, candidato de la Unidad Popular, ganó las elecciones presidenciales chilenas, obteniendo la primera minoría y derrotando al candidato de la derecha, Jorge Alessandri, y a Radomiro Tomic, de la democracia cristiana. Esta sería la cuarta elección presidencial en la cual competía Allende. Su primera incursión fue en las elecciones de 1952, donde solo contó con alrededor de 5% de los votos. En 1958 el Frente de Acción Popular (FRAP) lo lanza como candidato de una alianza del Partido Socialista y el Partido Comunista y esta vez recibe el 29% del apoyo popular, debido, entre otros factores, a la proyección de la Revolución cubana.
Injerencia estadounidense
Para las elecciones de 1964, ya la presión por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre su eventual triunfo empezó a sentirse. Un memorándum enviado por Gordon Chase a McGeorge Bundy, consejero de Seguridad Nacional del presidente Lyndon B. Johnson y fechado el 19 de marzo de 1964, revela la intranquilidad que despertaba en Washington la próxima elección presidencial chilena, donde se decía textualmente: «… debemos hacer todo lo posible para conseguir que la gente respalde a Frei»1 (Borón, 2023). Desde los Estados Unidos se activó una «campaña de terror» en contra de la candidatura de Salvador Allende.
Gobierno de la democracia cristiana
Lograron imponer al candidato de la democracia cristiana, Eduardo Frei Montalva, con el 56%, mientras el FRAP alcanzó 39% de los votos. Frei, bajo la consigna «revolución en libertad», organizó un gobierno populista de derecha que abrió planes sociales y educativos, desde los cuales ejecutó la construcción de nuevas escuelas y guarderías infantiles, así como la implementación del vaso de leche escolar. La creación del Ministerio de Vivienda le permitió ejecutar programas de viviendas de interés social. Formuló la reforma agraria para avanzar en la distribución de tierras improductivas. En las negociaciones para alcanzar la «chilenización del cobre» (1965) y la «nacionalización pactada» (1969), el Estado adquirió importantes participaciones en las grandes minas de capitales estadounidenses. Al final de su mandato, enfrentó un alzamiento militar llamado «tacnazo», el 21 de octubre de 1969, donde un grupo de oficiales tomó el Regimiento Tacna de la capital.
Frei deja el Palacio de La Moneda con un saldo de treinta manifestantes populares acribillados por las fuerzas de seguridad. El fracaso de su política económica ocasionó frustración política en la población, impulsando el apoyo popular a las propuestas socialistas de la Unidad Popular y captando la mayoría de los votos del electorado chileno en la contienda presidencial de septiembre de 1970.
La Unidad Popular al poder
El 4 de noviembre de 1970 el candidato de la Unidad Popular, Salvador Allende, asumía la presidencia de la República y se consagraba como el primer Presidente latinoamericano que intentaba avanzar en la construcción del socialismo mediante una vía pacífica.
Con un ajustado margen, producto de la arremetida mediática que desarrolló sucesivas campañas de desprestigio y difamaciones contra la Unidad Popular, Allende solo pudo obtener la primera minoría. Al no haberse logrado una mayoría absoluta, le correspondía al Congreso pleno elegir entre los dos candidatos más votados. Las dos alternativas manejadas por Washington fracasaron: ni el golpe militar preventivo ni la manipulación a los legisladores a través de la persuasión, el soborno y la extorsión lograron que designara a Alessandri como Presidente.
Gobierno asediado
Antes de ingresar a La Moneda, Salvador Allende y la Unidad Popular enfrentaron un ataque brutal desde los factores políticos y militares de extrema derecha, la democracia cristiana, los grandes empresarios y sus corporaciones mediáticas, la jerarquía eclesiástica y sectores de las capas medias. Sin embargo, logró avances significativos en la planificación estatal de la economía, logrando estatizar el cobre mediante una ley aprobada en el Congreso que puso fin al saqueo de las empresas estadounidenses. Asimismo, desde el Estado logró controlar la producción de carbón, hierro y salitre, aceleró la reforma agraria, nacionalizó el sistema financiero, la banca privada y los seguros y nacionalizó la empresa telefónica, que ejercía el monopolio de las comunicaciones.
A la par del crecimiento económico, el gobierno de la Unidad Popular desarrolló una impresionante inversión en programas sociales, alimentarios, de salud, educación —en todos sus niveles— y democratización del acceso a la universidad. El proyecto socialista, liderado por Allende, fue violentamente saboteado y destruido por el imperialismo y las fuerzas armadas aquel nefasto 11 de septiembre de 1973.
Allende abrió una brecha que, 25 años más tarde, el comandante Hugo Chávez lograría concretar en Venezuela, irradiando una nueva ola progresista y socialista que aún pugna en América Latina en búsqueda de su definitiva independencia.
Anabel Díaz Aché