Ahora Maduro alza el tono de voz, y como si este hubiese sido la víctima de Santos, en vez del victimario, ahora le ordena a santos que se reúnan.
¿ Qué pretende Maduro?
Lo que busca Maduro es que desde Cuba ordenen a Rafael Correa o al mismo Papa que intercedan para que se vuelvan a abraza con su compatriota Juan Manuel Santos, que Colombia lo indemnice (????) por los daños causados, ue se haga borrón y cuenta nueva para que la frontera sea abierta y continúe la GNB y sus allegados
lucrándose del contrabando entre ambos países, pero no habla del patrimonio que han perdido 15.000 colombianos que han sido deportados, expulsados y humillados, tampoco habla de la devolución de sus bienes.
Su cinismo al pedir indemnización no tiene límites!, se siente con respaldo pero muy seguramente Colombia también lo está.
Maduro mientras continuaba su gira por Qatar, habló telefónicamente a un medio estatal venezolano, el pasado 4 de septiembre:
"Yo no quiero pelear con el presidente Santos, pero él sí debe tomar cartas en el asunto sobre la campaña de odio que me manda a asesinar a mí en todos los medios de Bogotá, es pública comunicacional y notoria diría un abogado (…) la campaña que Santos permite que se haga en contra del presidente de Venezuela, todos los días desde plaza pública con la protección de la Policía Nacional de Colombia, llamando a matar al presidente de Venezuela”, aseguró.
Maduro aprovechó la ocasión para recordar que está dispuesto a reunirse con el presidente Santos, posición que también ha adoptado el Jefe de Estado colombiano, sin que hasta el momento haya anuncios concretos de una reunión.
El presidente venezolano también se refirió a la molestia de Santos quien dijo que le pareció una burla que Maduro bailara La Pollera Colará.
“Que le dio rabia que yo bailara con Cilia la Pollera Colorá. Nuestros pueblos bailan la cumbia y la salsa.Ojalá Santos bailara joropo. Yo sería feliz", dijo Maduro.
Santos, deme la cara!
Terminada su paranoia, Maduro reta a Santos a verse, incluso le dice que le extiende su mano, tal y como si este fuer el que le perdonara, completa actitud prepotente y de ganador, ahora acusa a la "oligarquía" de poner a Santos una camisa de fuerza para que no hablara con el.
Ya el tono no es una imitación de Chávez: ha evolucionado para calcar la manera de expresarse a la de un dictador comunista, alguno que copió del Kremlin, en donde asume una actitud de grandeza y prepotencia, queriendo ser como un Dios, que ordena y obliga a guardar obediencia, su ego ha crecido tanto que ya parece chico ese cuerpo gigante y maltrecho donde guarda albergue.