Ahora que eres madre/padre vuelve a la niñez para poder entender a tu hijo

Por Hijosmanual @hijosmanualdee1

Ya en mi post La Navidad en los ojos de un niño, intenté que nos pusieramos en el lugar de un niño, que buscáramos esa ilusión que aún vivía en nosotros, y que surgía cada vez que llegaba la Navidad, para así comprender a nuestros hijos en ese momento.

Pero ahora os quiero hablar, cómo nuestros hijos también necesitan de nuestra empatía en algunas ocasiones, donde nos ponemos el uniforme de sargento papá o mamá, y solo damos órdenes, regañamos, casi ni siquiera escuchamos, y por supuesto no le dejamos hacer cosas propias de niño, porque creemos que todo lo que nosotros pensamos es lo único correcto, que no hay otra visión más que la nuestra de la situación que estamos viviendo.

Recuerdo cuando estaba embarazada y leí varios libros de Carlos González, para los que no lo conozcáis Carlos González pediatra. En ellos explicaba como por ejemplo, había veces que eramos tan intransigentes con ciertas actitudes de nuestros hijos y que no dejan de ser eso "actitudes normales de niños" , que las prohibíamos de manera tácita, sin ni siquiera plantearnos si de verdad aquello era tan malo, peligroso o incorrecto, para no dejarlo hacer y eso llevaba más de una vez a las temidas rabietas.

Pongamos un ejemplo, imagínate que estás en un parque, estás cerca de la playa y a tu hijo se le antoja ir a jugar con la arena, pero tú se lo prohíbes porque se va a manchar toda la ropa ¿De verdad que es algo que no puede hacer? ¿Realmente va a pasar algo o es más comodidad nuestra? ¿No es mancharse la ropa algo que hacen los niños cuando juegan?

En casa, nos dedicamos a prohibirles que hagan casi cualquier cosa, porque todo es peligroso, todo se mancha, se rompe, y los dejamos jugar con sus juguetes en su habitación, e incluso ahí también les ponemos cantidad de limitaciones.

Por supuesto, que en ningún caso pongo en duda que en las casas hay multitud de peligros y cosas que no se deben tocar, pero no estaría mal, para evitarnos problemas, que mientras nuestros hijos están en la edad de jugar destrozando o tienen curiosidad por todo, quitemos de en medio ese jarrón tan delicado o esa caja que no queremos que toquen y que tenemos en ese estante gritando a tu hijo "cógeme, ábreme" .

Pero en alguna ocasión me he visto prohibiendo a mi hijo hacer alguna cosa como subirse en un árbol, hacer una voltereta, jugar con arena o plantas, jugar con cubiertos de madera, coger los cacharros de la cocina y muchas cosas más, y he recordado como yo cuando tenía su edad hacía esas cosas y pensaba lo divertidas que eran, y por supuesto no entendía porqué mi madre me prohibía hacer algunas de ellas.

Y no solo con mis hijos, me he visto más de una vez en la escuela, diciendo a algunos niños, no hagáis eso, no cojáis lo otro, y después darme cuenta que no debo ser tan prohibitiva, y ahora por lo menos me paro a pensar que si realmente lo que hacen no es una actitud manifiestamente incorrecta, no molesta a otros, y no es peligrosa, porqué empeñarme en prohibirla.

También tenemos una obsesión con que los niños "se estén quietos", ¿pero existe eso? me refiero si hay algún niño que si tiene posibilidades de jugar, saltar, correr, o hacer cualquier actividad divertida, s e va a quedar quieto en un sitio que nosotros le digamos, durante el tiempo que le digamos.

No quiero decir con esto, que debemos dejar hacer a los niños todo lo que quieran, porque también son niños y hacen cosas "malas". Pero en esas ocasiones, en vez de solo regañar y decirles: "Eso no se toca" "eso no se hace" "eso no lo cojas" "no te subas ahí", en cuanto haya parado, nos acercamos a ellos y les explicamos de la manera más clara posible poniéndonos en su lugar, y con las palabras que un niño entendería, no en modo adulto, porque esas cosas no están bien.

Quizás algunas conductas volverán a repetirlas porque aunque le hayamos explicado que son peligrosas o que están mal, para ellos son divertidas y las repetirán, pero muchas otras entenderán lo que le hemos explicado y seguramente no volverán a repetirlas.

La mejor manera de que evitemos tantos enfrentamientos, castigos, quebraderos de cabeza, por las actitudes de nuestros hijos, es volver a nuestra niñez, ver que nosotros también hemos sido niños y hemos hecho muchas de esas cosas, que no siempre tenemos que ponernos ese uniforme de adulto que solo ve cosas que prohibir, y dejemos que nuestros hijos ejerzan de niños, no queramos convertirlos en adultos en miniatura.

Déjalos jugar, el juego es parte de su desarrollo, ésto lo desarrollaremos más ampliamente en otro post.

Por supuesto, jugar con ellos, ser un poco niños de vez en cuando , no hay mejor regalo que puedas hacerle a tus hijos, que jugar con ellos a las cosas que más le gustan, incluso aunque sea solo a hacer cosquillas, a tirar una pelota, decir tonterías, pero desde el punto de vista de un niño no de un adulto. Para ellos será un refuerzo de su autoestima , porque las personas que adora que son sus padres, están jugando con ellos como si fueran sus iguales.