en España ya no hay locos,
Ya no hay locos, ya no hay locos,
ya no hay locos, amigos, ya no hay locos.
¿Cuándo se pierde el juicio?
Yo pregunto ¿cuándo se pierde, cuándo?
Si no es ahora,
que la justicia vale menos,
que el orín de los perros.
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poéticos condenados al exilio tras la guerra civil, su obra siempre se ha caracertizado por la lucha contra las injusticias sociales y su tono combativo, aunque no sea ese el único tema de su obra, ni quizá el más relevante.
Pero sí es el que le ha conferido mayor notoriedad, sobre todo en los años del tardofranquismo y la transición democrática española.
Se le suele incluir como miembro de la Generación del 27, aunque su independencia de las corrientes literarias de la época, sus largas estancias en latinoamérica y su posterior condición de exiliado hacen difícil enmarcarlo en un movimiento concreto.
La situación social actual que vive España vuelve a convertir en protagonistas a algunos de sus versos, escritos en otro contexto, pero perfectamente extrapolables, ante la aparente desconexión de los poderes públicos respecto a la realidad.
Me refiero a estos, mutatis mutandis:
Ya no hay locos.
Ya no hay locos, ya no hay locos,
en España ya no hay locos,
Ya no hay locos, ya no hay locos,
ya no hay locos, amigos, ya no hay locos.
¿Cuándo se pierde el juicio?
Yo pregunto ¿cuándo se pierde, cuándo?
Si no es ahora,
que la justicia vale menos,
que el orín de los perros.
Paco Ibáñez hizo una versión de estos versos.
Y es que, como dijo otro de los frandes, Gabriel Celaya, la poesía es una arma cargada de futuro.