Sinopsis:
Sus intereses son opuestos.
Su atracción, irresistible.
Tercer y último volumen de la trilogía «Wyckerley».
Connor Pendarvis ha llegado a Wyckerly, un tranquilo pueblo de Cornualles, con la misión de evaluar las condiciones de trabajo de la mina heredada por Sophie Deene.
Adoptando una identidad falsa, Connor solicita un empleo en la mina y, casi de inmediato, se ve irremediablemente atraído por su patrona. Sophie se rinde al encanto y la virilidad de Connor, pero insiste en mantener en secreto sus devaneos, impropios de una mujer de su clase.
Cuando la verdadera identidad de Connor salga a la luz, se abrirá entre ellos un abismo que solo un amor sin límites podrá salvar.
Opinión personal:
Calificación:He tardado siglos en terminar la trilogía, me enfrié tras leer el primero (los leí desordenadamente) y no estar a la altura de La mujer cautiva —controvertida historia que considero una joyita—, pero me la recordó Bona Caballero en su estupendo blog como otra tantas que compro y dejo en espera. Si os hacéis con la versión Kindle, vais avisados de que falta el capítulo 22, tal como ella indica.
Esta trilogía es un ejemplo de cómo se puede escribir romántica histórica sin caer en argumentos demasiado tópicos. Es cierto que uno de los dilemas de la pareja es la diferente clase social, pero aquí, en vez de nobles y plebeyos, la autora juega con Sophie, una mujer que a mediados del siglo xix es propietaria de una mina de cobre —hecho que le da un poco de originalidad a su personaje y Connor, un joven de antecedentes muy humildes que se hace pasar por minero para espiar y reportar las condiciones de trabajo de la mina.
«Ahora y siempre» es una novela de personajes. Es algo que me gusta y me hace disfrutar de la lectura, además, me encanta el estilo de Patricia Gaffney y, sobre todo, la facilidad con la que te mete en la historia y te ambienta tan sutilmente la vida en un pequeño pueblo alejado de los bailes y sociedad londinenses.
Connor es un joven serio y algo estirado, taciturno. Criado en una familia humilde de los que ya solo queda su hermano Jack. Su recta actitud choca en algunos momentos, pero resulta muy coherente con el personaje, sus intenciones, su pasado y la idea que la autora hace que te forjes de él.
Sophie me ha gustado mucho. Una verdadera beldad de un pequeño pueblo minero que ha tenido el privilegio, no tan solo de nacer y crecer con un hombre moderno que la trató como a una igual, sino que decidió dejarle en herencia su mina. Una mujer que se cree justa y que encarna perfectamente la dualidad y naturalidad de cómo se aceptaba el papel de la mujer de la época. Creo que la autora demuestra los fuertes sentimientos de ella por Connor en cuanto se detalla a lo que va a renunciar tras una decisión importante.
La mina es un personaje más y me ha gustado mucho la buena ambientación del trabajo de los mineros, las costumbres de pagos, condiciones salariales de un sector inglés tan importante en la época. Quizás estas descripciones puedan ahora parecer carentes de interés, pero eso va al gusto del lector, personalmente me gustan y más de la forma en que las va desarrollando la autora, haciendo que formen parte de la propia historia ya mediante personajes secundarios o conflictos internos de los propios protagonistas.
Insisto en que es una novela de personajes. No hay grandes aventuras ni giros, aunque, en mi opinión, para ser una novela escrita a finales de los años noventa —punto fuerte en cuanto a originalidad de roles en la historia—, la autora compagina de forma muy acertada sentimientos, poderes, actitudes y conflictos. Quizás el punto de partida de la relación entre ambos es algo impetuoso; pero tras ese primer momento de atracción, la relación entre ambos de va construyendo sin precipitación, aunque con sentimientos firmes, la estricta sociedad victoriana y más en un pequeño pueblo, aflora conflictos que dan veracidad.
No obstante, llega un momento en que la historia da un giro —coherente— pero que supone un antes y un después. Considero que la actitud de los personajes cambia de forma radical y pierden alguna de las características que, hasta ese momento, tanto me habían gustado. Es algo que considero que está en muy buena sintonía con la época en la que trascurre la historia, pero que choca con mis propios gustos personales llegando a un final que considero algo precipitado y abrupto, como si la autora no supiera como deshacer el problema que había planteado y apueste por una resolución, en mi opinión, demasiado fácil. Algo que ha hecho que una historia que ha empezado muy bien pierda puntuación al final.
«Ahora y siempre» ha supuesto un cierre de trilogía muy correcto. Creo que esperaba tan poco de la historia, que me ha sorprendido de forma grata. Me gusta la gran documentación y ambientación y la originalidad de personajes para una novela escrita en los noventa. Una pena que ese último tercio no haya estado a la altura. El estilo de la autora dista mucho de lo que está de moda actualmente, pero echo de menos estas historias con personajes con fondo e historias que se salen fuera de lo común.
Datos de interés: ficha de la novela - Ficha de la autora - Web de la autora
Pepa