Pensé que nunca iba a escuchar algo nuevo sobre Phil Collins. Los otros, los clásicos, es imposible no cruzártelos en algún momento, ya sea por radio o porque se te caen en la boca mientras vas caminando y los tarareás sin demasiada explicación. Pero viejo zorro, Phil, cayó en la vieja fórmula del “artista consagrado que hace rato no tiene nuevas ideas y saca disco de covers revisitado (Rod Stewart por ejemplo va por la quinta edición de su American Songbook)”, y sale muy bien parado por algo sustancial: la garra que le puso.
El tipo viene teniendo unos años particularmente difíciles por problemas de salud que lo empujaron a bajar varios cambios, pero quizás una de las cosas más dolorosas de ese cambio es que por una lesión en el cuello no puede tocar por un largo tiempo ni la batería ni el piano. Entonces su energía tuvo otro foco. Como dice Claudio Kleiman en el review que hizo para Rolling Stone: “El álbum es una verdadera labor de amor: Phil pasó más de un año transcribiendo las partes de los discos, haciendo demos y luego grabando las versiones definitivas, con una minuciosa atención al detalle”. El resultado es un disco súper fresco y disfrutable. Ideal para parar la pelota entre tanta banda nueva y poner los oídos a descansar un poco. La canción elegida es la versión del clásico de The Temptations, Aint Too Proud To Beg, un poco porque demuestra el mood que recorre esta obra: una voz privilegiada, músicos genuinos, un chasquido de dedos permanente, y la inevitable sensación de que tenemos que volver más seguido a la disquería de Alta Fidelidad.
Versión Original