La electricidad se convierte en algo físico. En We Once Wished (Aloud Music/Winslow Lab, 2011), último trabajo de la bilbaína Ainara LeGardon se conjuga la oscuridad con la crudeza, algo de lo que vamos escasos en los tiempos que vivimos. Honesta intimidad que en ocasiones resulta hasta incómoda.
Bajo una producción que bien podría recordarnos a alguna Peel Sessions o alguna de las burradas de Steve Albini, en la mesa tenemos una decena de filetes ensangrentados. Los temas de We Once Wished respiran esa tranquilidad que te hace temer la repentina tormenta. Y la tormenta siempre golpea cuando menos lo esperas, sabes que vendrá pero ni cómo ni cuándo.
El álbum sigue la estela señalada en sus tres discos en solitario (“In the mirror” -2003-, “Each day a lie” -2005- y “Forgive me if I don´t come home to sleep tonight” -2009- ) y se sitúa dos pasos más allá del folk para tomar la mano del diablo del rock. Es música árida, serviría de banda sonora durante una huída a través del Death Valley. Un trabajo que es imposible de trocear, que lo tomas entero o no lo tomas.
You gave me abre fuego de manera hosca y espinosa, es el primer aviso de que esto no será fácil. Le sigue I left, que de la misma manera que Reason, nos ofrece un ritmo más pausado y más acústico: es en esto dos temas donde la potente voz de Ainara oscurece más la noche por derecho propio.
El disco se cierra con Make It Mine Forever, una sobredosis de bajo que conduce a una saciedad adictiva. Todo un propósito de horizonte para nuevos trabajos.