Dos jóvenes suecas han inventado lo que podría ser la solución: un casco invisible que se coloca a modo de bufanda.
En un accidente a 25 kilómetros por hora en el que el ciclista lleva un casco tradicional, existe una probabilidad de sufrir daños severos en la cabeza del 90%, mientras que con el novedoso casco la probabilidad es menor del 2%. El sistema funciona mediante una batería que tiene una duración aproximada de 18 horas y su precio es de 300 euros.
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