Aislado

Publicado el 15 abril 2016 por Raude44 @RAUDEENLARED

Era esa clase de tipo que ya estaba de vuelta de todo, difícil de impresionar e incluso más difícil de alegrar.

Quizás la vida le había dado la espalda, o quizás él lo entendió así..., lo único que realmente estaba claro es que se había cansado de luchar por las cosas que quería, porque aun pareciendo cercanas, y pese a su esfuerzo continuado, estas se habían vuelto imposibles, inaccesibles o simplemente tan sumamente viciadas, que no tenían sentido volver a intentarlo sabiendo de antemano que iba a fallar.

Socialmente hablando no le iba a mejor, en la mayoría de los casos, o por lo menos en los que más necesitaba, sólo recibía los típicos "¿qué tal estás?" que se dan única y exclusivamente cuando la otra persona ha hecho algo por ti con anterioridad, como por ejemplo empezar dicha conversación, cosa que raramente hubiera sucedido en el caso contrario.

Tan cansado estaba de todo, que sus días eran atemporales, daba igual lunes que domingo y la calidad de su tiempo era nula. Él empezó pensando que había fallado al mundo para posteriormente creer que era el mundo quien le fallaba a él.

Decidió con ello despojarse de sentimientos, de ataduras emocionales, de sentir o padecer por gente a la que por mucho que le importará no era recíproco e, incluso a veces, inversamente proporcional.

¿De qué sirve esperar a los demás si su reacción nunca llega? ¿de qué sirve sufrir aferrándose a palabras efímeras y hechos nulos?

Con esa inanición de ganas su sentido de la vida se volvió anoréxico, decidiendo voluntariamente dejarlo de alimentar con lo poco a lo que podía aferrarse para ese fin.

Comprendió que vivía en un mundo hostil, egoísta, egocéntrico, donde priman las cosas superfluas y nos da igual los principios básicos. Donde un yo siempre valdrá mucho más que un tu, donde muchas veces un nosotros se camufla en un me aprovecho de ti hasta que me dejes de servir...

No es que con ello quisiese quitarse de en medio, mas bien simplemente no encontraba sentido a vivir así, no de esa forma, no con esas reglas, no con ese molde de cultura...

Y queriendo ser diferente, se volvió como ellos, vacio de sentimientos, vacio de empatía, vacio de capacidad de entender al prójimo y al que todo le daba igual mientras nadie le estorbase en su soledad, a la que otros pese a ser ese su fin, estar rodeados de gente y sentirse únicos protagonistas, llamaban alegría. Misma mona con diferente vestido...

La misma planta muere si la dejas de regar o la inundas todos los días innecesariamente.

Y tan malo es un polo como el otro, cuando la verdadera virtud siempre será un término medio, donde conjuguemos bien las personas de los verbos y no se queden disfrazadas todas en la primera del singular.

Quizás algo tenía que cambiar en su vida para no seguir siendo así o quizás, también, algo debía cambiar en la vida delos demás para quitar esa forma de vivir, que no era ni forma, ni vida, ni era nada... pero a pesar de hablar todos el mismo idioma, por mucho que abriera la boca, nunca le entendieron, quizás porque el escuchar, en esta época, también estaba sobrevalorado, porque eso implica poner atención en los demás en vez de dársela exclusivamente a uno mismo.


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