Por: Alfredo García Pimentel
Primero, una agradable: Villa Clara sería la sede del torneo mayor. Luego, toda una serie de malas decisiones que conspiraron contra la calidad y la credibilidad misma del certamen y de la coronación del Gran Maestro (GM) holguinero Isam Ortiz como nuevo rey de nuestro juego ciencia.Isam se proclamó campeón absoluto de la lid con un rendimiento tremendo, al sumar 7 de los 9 puntos posibles. El GM villaclareño y monarca exponente Yuniesky Quesada logró igual botín, pero terminó segundo por peor desempate.
El paso de Isam por la competencia resultó abrumador, si se tiene en cuenta que fue el único en finalizar invicto. En 9 rondas obtuvo 5 victorias y acordó 4 tablas, la última de ellas ante el Maestro Internacional Carlos Hevia, de La Habana, en apenas 11 movidas de una Defensa India de Dama.
De tal manera, el GM holguinero se agencia su primera diadema en estos certámenes, que no ganaba un ajedrecista de la Ciudad de los Parques desde 1990, cuando lo hizo Walter Arencibia.
Sin embargo, además de las críticas sobre la propia organización del Nacional de Ajedrez 2013, otros hechos conspiran contra el pensamiento general de que una corona ganada en buena lid y con toda justicia por Isam Ortiz, pueda merecer el calificativo de legítima.
Alejado de su tradicional y céntrica sede santaclareña del Salón Eco, el Campeonato cubano de ajedrez no contó en esta ocasión con la afluencia de público que siempre le aguarda en una de las plazas más fuertes del juego ciencia en Cuba. Ya analizado en un trabajo anterior, este hecho atentó contra el espectáculo que deviene de una cita de este calibre, donde, supuestamente, se reúne lo mejor de lo mejor.
Y digo supuestamente, porque otra sorpresa desagradable llegó con la noticia de que Leinier Domínguez y Lázaro Bruzón, las dos luminarias de los trebejos cubanos, no estarían en la lid. Nunca se dio una explicación clara, pero lo más lógico es que hayan querido proteger su ELO, que desde hace dos años sobrepasa los 2700 puntos en ambos casos.
No obstante, me parece una falacia y un irrespeto al público seguidor de esta disciplina en el país que sus dos estrellas indiscutibles no opten por el título nacional. Leinier y Bruzón debieron estar en la Biblioteca de la Universidad del Deporte en Villa Clara, como los demás clasificados. No creo que pese, o que deba pesar más un ELO astronómico que el pergamino de Campeón de Cuba.
La ausencia de las dos L del ajedrez cubano, asimismo, afecta el título en sí, porque aunque resultó innegable el triunfo de Isam Ortiz, no dudo que haya quien se pregunte quién sería campeón si hubieran estado el güinero y el tunero.
De todas maneras, al César lo que es del César… y a Isam Ortiz, quien se estrena como monarca nacional del deporte de los trebejos, no hay quien lo quite lo baila´o. Él, porque estuvo en competencia y porque fue mejor es el nuevo rey del ajedrez en Cuba… y todo, a pesar de un torneo deslucido, a sala vacía. Campeón, a pesar de los que dudan de la legitimidad de su corona.