Un póster llamativo desde lo improbable de ver a dos señores grandes en un ring, con la trayectoria que ambos tienen, y un tráiler que no dice nada como elementos promocionales de un film que, lisa y llanamente, convoca por la curiosidad que genera la mera cuestión de observar a estos grossos en acción, enfrentándose a trompadas limpias. Pero una vez más y, como dice el refrán, del dicho al hecho hay mucho trecho.La historia, simplona y trillada, nos remite a la fuerte rivalidad entre Henry (Sylvester Stallone) y Billy (Robert De Niro). Cada cual ha sido derrotado en una ocasión por el otro, quedando la que oficiaría de desempate pendiente tras el inesperado retiro de Henry. Las vueltas de la vida los vuelven a medir en una última pelea. La tercera es la vencida.Peter Segal intenta sacar a flote la proyección a base de guiños y referencias a Rocky y Raging Bull, pero en este caso todo se limita a lo paródico intentando hacer sonar las situaciones de modo simpático. El inconveniente se da en que el tono de cada pasaje es prácticamente el mismo en cada oportunidad; si bien algunas ocurrencias resultan en parte graciosas (especialmente las que quedan a cargo de Alan Arkin), muchos gags se sienten forzados e incluso inocentes, inofensivos. A lo mencionado el director le añade una pequeña pizca de romance al incluir a Kim Basinger como Sally, quien tuvo su historia amorosa tanto con Billy como con Henry.
LO MEJOR:Stallone, De Niro y Arkin. Lo que se muestra luego de los créditos finales.LO PEOR:predecible, sin cambio de ritmo, monótona, inocente y decepcionante. Ni siquiera la pelea está a la altura de lo que se esperaba.
PUNTAJE:4