Akvavit: agua vital contra el frío y el ñoñismo

Por Biscayenne
La tiranía rosa del ñoñismo me tiene exhausta. Todo es mono, todo es bonitísimo y lleno de amor.
Yo, a riesgo de parecer una urraca sin corazón, odio san Valentín. Dos semanas de propaganda para enamorados, con su correspondiente avalancha de posts ad hoc en todos los blogs del mundo mundial me han convertido en una peligrosa detractora y apóstata valentiniana.
El amor no es cursi, ni de color rojo, sino como cada uno quiera verlo el día que le dé la gana. Para sobrevivir a esta plaga apasionada, sólo podemos hacer oídos sordos, apagar la tele, el ordenador, y en última instancia, pegar un buen trago de algo que caliente el estómago y el corazón (el de verdad).
El akvavit o aquavit es un licor tradicional escandinavo, destilado a partir de patatas y grano (como el vodka), aromatizado con especias y con un 40% de alcohol. Ideal para pasar el frío siberiano con mejor cara. 
Su distintivo sabor se debe a la alcaravea, y se asemeja bastante a una versión heavy de nuestro anís patrio . Se consume tradicionalmente en Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Alemania y otros países del norte de Europa, y tambien podéis probarlo vosotros con esta receta casera. 

El akvavit, cuyo nombre deriva del latín aqua vitae (agua de vida), se puede tomar sólo, frío y en chupito, a temperatura ambiente y en copa, o utilizarlo como ingrediente en muchas recetas. Podemos hacer un licor o un extracto más fuerte con el que sustituir al anís en rosquillas, bizcochos, cremas...
Akvavit Dificultad, así de primeras: 0% Probables complicaciones: embolingarse a fuerza de catas Sabor: a anís adulto INGREDIENTES


vodka del bueno o alcohol puro sin sabor
3 cucharadas de semillas de alcaravea 4 o 5 estrellas de anís 5 clavos de olor media cucharadita de semillas de cilantro

También puede usarse comino, hinojo, eneldo u otras especias, a vuestro gusto, que para eso lo hacéis vosotros.
PREPARACIÓN
En una botella o tarro de cristal perfectamente limpios, echar unos 250 ml de vodka.  Tostar las especias a fuego lento en una sartén o cazo un par de minutos, hasta que empiece a notarse su olor en la cocina.
Meter las semillas en el recipiente con el licor, tapar herméticamente y agitar unas cuantas veces. Ahora, sólo hay que tener paciencia, dejar el bote en un lugar oscuro, y removerlo un poco cada día durante una semana. Veréis que poco a poco va cogiendo un tono ambarino y suculento.
Pasada una semana, colar el líquido a través de un filtro de papel o un paño de hilo fino y escurrir bien. Es el momento de olerlo (ohhhh...) y probarlo. Podéis añadirlo al resto de la botella de vodka, tal cual, usar solamente el extracto, o rebajarlo con un poco de agua y azúcar.

La próxima semana seguiremos luchando contra lo mono, con un par de recetas sin color rosa. Una de ellas utilizará el akvavit en unas trufas de chocolate. 
Entretanto, sed fuertes, resistid el tsunami de San Paletín y tomad algo fuerte para pasar el frío.