Lo primero que llama la atención del santo de hoy es su mote “el sindonita”. Y lo debe a que su única vestidura durante años fue una sábana para preservar la modestia. ¿Pero quien fue, que hizo y como vivió un hombre tan estrafalario? A ello vamos.
Como dije, solo vestía con una sábana, y lo único que poseía eran los Evangelios, que portaba siempre, besaba y veneraba constantemente. Tanto bebió de las fuentes evangélicas, que conocía los textos de memoria. Vivía por los alrededores de Arsinoe, Egipto, y por largas ocasiones se retiraba al desierto, en otras iba a la ciudad, predicaba y hacía caridad. Poco a poco fue haciendo algunos discípulos que le seguían en su vida penitente y misionera. En una ocasión se le ocurrió venderse por veinte monedas a unos paganos dueños de un circo, con la intención de predicarles el Evangelio. Y así fue, con su ejemplo penitente y sus palabras encendidas, los amos hallaron a Cristo, le dieron la libertad y dinero, para que comenzase una nueva vida, a lo que Serapión contestó: “Soy un monje de Cristo, nunca he sido esclavo, sino que por Cristo soy libre”, rechazando el dinero. Otra vez se vendió para socorrer a una viuda pobre, y al ser liberado, el amo le dio una capa y una túnica, que inmediatamente regaló a un pobre. Una tercera vez se vendió para convertir a una familia maniquea, que le dieron la libertad al hallar a Cristo.
Siendo de sesenta años, terminó despojándose de todo para prepararse a morir: Halló a un mendigo que temblaba de frío y le entregó su única vestidura: la sábana que le cubría. A uno que le preguntó quien le había quitado su sábana, le enseñó su Evangelio diciendo: “este”. Siendo lo único ya que poseía, lo entregó a un pobre hombre que al que amenazaban con la cárcel por no poder pagar sus deudas para que lo vendiera. Fue inquirido por un cristiano, horrorizado de que hubiese vendido el evangelio, y le respondió: "podréis creer que este Evangelio me parece estarme gritando continuamente 've y vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres'. Por esta razón también lo he vendido a él, y dado su precio a los miembros indigentes de Jesucristo."
Después de esto, se entregó a la oración y un tiempo después, falleció santamente. San Juan el Limosnero (11 de noviembre), al leer su vida, se emocionaba al ver tan gran ejemplo de desprendimiento por Cristo. Algunos hagiógrafos lo confunden con el obispo San Serapión de Thmuis, Egipto, amigo de San Antonio Abad (17 de enero), y con San Serapión, abad mártir, porque los tres se celebran hoy, a 21 de marzo.
Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"El Dios del misterio y la oración". Kallistos Ware. Narcea Ediciones 1997.
-"-“Vidas de los de padres, mártires, y otros principales santos”. Tomo III. LIC. JOSÉ ALONSO ORTIZ. Vaalladolid 1789.