Al corazón del mundo Warao

Por Mochilero En Europa Julio Peñalver @mochileroeneuro

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Los Warao, gente de agua

… Y jamás me hubiese imaginado la oportunidad que tendría ante mi pecho, ante estos ojos, el lente de mi cámara y estas humildes manos; y agradezco en esta apertura a mis queridos amigos de la “Fudnación Historia Ecoturismo y Ambiente, Fundhea”, por la investigación realizada y su constante preocupación por el empoderamiento de las comunidades en pro de su desarrollo, así como por la promoción turística de nuestras bellezas naturales y culturales.

Warao, es un vocablo que hace honor a la foto que da inicio a la narración de nuestra hermosa experiencia;  significa gente de agua o de embarcaciones.

Los Warao han habitado por miles de años en las tierras del Delta del Orinoco (Venezuela); desarrollándose a través de la caza, pezca, recolección, y -ahora- a través del turismo y la artesanía.


Fundhea, en su papel de promotor turístico-cultural y como un ente socialmente responsable, ha logrado diseñar una ruta de tres días y dos noches, que ha logrado involucrarlos y destacarlos como parte de nuestra identidad.

Su ruta parte desde la ciudad de Caracas y abarca:

  • Pasaje aéreo Ida y vuelta Maiquetía-Puerto Ordaz.
  • Conexión terrestre ida y vuelte Puerto Ordaz-Tucupita.
  • Transporte desde Tucupita a Caño Bujana, en pleno río Orinoco.
  • Visitas guiadas a tres comunidades Warao.
  • Guía bilingüe: Español-Warao.
  • Hospedaje en la Posada Oropéndulo durante toda la estancia.
  • Taller de navegación en Curiara.
  • Primeros Auxilios.
  • Exposición de artesanía local a precios económicos.
  • Actividades culturales.
  • Todas las comidas desde Puerto Ordaz.

No Incluye:

  • Impuesto de Salida del Aeropuerto de Puerto Ordaz.
  • Propinas.
  • Gastos personales.
  • Desayuno 1er día y la cena del último día.

A nuestra llegada al punto de encuentro y salida, en el  Aeropuerto Nacional de Maiquetía, nos recibieron los representantes de Fundhea, quienes se encargaron de agrupar a cada uno de los aventureros y guiarlos para su chequeo y abordaje a la aeronave que nos llevó a la ciudad de Puerto Ordaz.

Nuestro grupo, era bastante diverso y eso es la muestra de que todo es absolutamente posible, sin importar la edad, idiosincrasia o paradigmas. No hay nada imposible, cuando existe un grupo tan diverso y abierto a las nuevas experiencias. De eso se trata un viaje: Conocer.

Una vez recogidas las maletas, se dio la apertura a la ruta “Los Warao, gente de agua”, promovida y dirigida por Fundhea. Abordamos nuestra unidad de transporte e hicimos el mágico cruce de los cuatro estados: Bolívar, Monagas, Anzóategui, para llegar finalmente a Delta Amacuro.

Al llegar a Tucupita, tuvimos la oportunidad adquirir lo que faltase para nuestro consumo durante la estadía en el Delta. Aquí, solo encontrarán un cajero automático cerca, pero nuestra recomendación es que todo el efectivo que necesiten se retire antes de iniciar el viaje, no sea que las distancias le jueguen una mala pasada.

Tucupita, es conocida como la capital del estado Delta Amacuro y siempre ha sido una ciudad pequeña; pero, a partir del auge petrolero (en la década de los 30) presentó el mayor crecimiento poblacional. Sin embargo, su economía gira en torno a los poderes del estado (principal empleador); por esta razón, muchos de sus habitantes han migrado a las grandes ciudades, en búsqueda de mejores oportunidades, desmembrándose su cultura.

Una vez se abordan las lanchas y nos adentramos en el mayor afluente de Venezuela (El río Orinoco), la civilización, los lujos y esa dependencia tecnológica que nos ata al asfalto y la virtualidad, quedan totalmente atrás. Por ello, les invito a tomar sus previsiones y a disfrutar de la belleza del paisaje, porque son percepciones que jamás encontraremos a patica de mingo.

Cuatro horas por el principal brazo del río Orinoco, el caño Mánamo, nos llevaron a interactuar con nuestros compañeros de asiento, a disfrutar del paisaje y a obtener por nuestros la percepción de nuestros sentidos, una aproximación sobre la cultura Warao:

La vida del Warao, se centra -por lo general- a las orillas del río, sobre pequeñas Chozas o palafitos (casas en el agua, apoyadas sobre grandes estacas en los caños) construidos con la palma, coronados con techos de dos aguas.

La pesca

La recolección y la caza


Forman parte de su identidad

Al llegar al caño Bujana, empezamos a ver varias posadas o campamentos, algunas en propiedad de extranjeros que se rentan o alquilan en Euros o en Dólares, dado que la mayor cantidad de turistas proviene de otros países “supuestamente” (no tengo cifras para aclarar mi duda). Lo que es cierto es que es un absurdo y perdonen lo subjetivo, pero también es un llamado de atención: ¿Como querer nuestro país, si no lo conocemos?

Posada Oropéndula

Un pequeño paraíso en el medio de la nada, que cuenta con su muelle, baños, habitaciones privadas, comunes y espacios al aire libre para el descanso y el esparcimiento. Desde su muelle, que pueden apreciar en la foto que antecede a este párrafo, tendrás la mejor plataforma para dejar el miedo atrás y tomar un baño refrescante en las aguas del gran Orinoco.

Su nombre es el de un pájaro de colores amarillo y negro, que habita en estos pequeños sacos construidos por ellos mismos:

En esta posada, el descanso lo conseguirás sobre hamacas dispuestas en su interior con sus respectivos mosquiteros que te aislarán y protegerán de los insectos.



Además del cuarto común para las hamacas, en su interior también se encuentra el comedor que ofrece los mejores frutos del río, con desayunos criollos suculentos y jugos fresquitos, en un espacio sumamente refrescante. Si no puedes comer pescados, recuerda avisar con anticipación a tu organizador para que pueda atenderte.


En nuestro próximo artículo, disfrutarás del intercambio cultural y nuestras visitas a las comunidades Warao. ¡No dejes de seguirnos!