A principios de la década de los 60, la novelista británica P.L. Travers se ve forzada a vender los derechos de Mary Poppins a Walt Disney, quien lleva insistiendo varios años en realizar una adaptación cinematográfica de la obra. Para ello, Travers viajará a Los Ángeles, donde no soportará los choques culturales y tendrá varios enfrentamientos con Disney, al mismo tiempo que revive su infancia y los hechos que la influyeron al escribir su novela.
Una de las apuestas de Disney para la actual temporada de premios ha sido Al encuentro de Mr. Banks (Saving Mr. Banks), que se alza como un digno ejercicio de metacine para narrarnos la historia tras la creación de uno de los clásicos de la factoría Disney, Mary Poppins. Escrita por las semidesconocidas Sue Smith y Kelly Marcel, la película bucea en el terreno del drama ligero al alternar la producción de la mencionada película con los episodios de la niñez de la escritora y la personalidad distante de su padre, que todavía tiene ecos en el presente. Dirige John Lee Hancock, responsable de películas menores como Un sueño posible (que le dio el Oscar a Sandra Bullock) y también del guión de la curiosa Medianoche en el jardín del bien y del mal. Hancock mantiene el ritmo de la película sin sorpresas y alterna con tacto el drama con la comedia, filmando una película amable y entrañable de pocas pretensiones, que no adormece pero tampoco fascina.
Uno de los puntos más interesantes del filme es el trabajo del reparto, capitaneado por el choque entre las personalidades opuestas de los personajes de Emma Thompson y Tom Hanks. Considero a Thompson una actriz con sorprendentes cualidades dramáticas, pero por desgracia lleva años apartada de los papeles que la llevaron a la fama durante los 90. En Al encuentro de Mr. Banks resulta bastante repelente, cansina y cargante con las manías y quejas de su personaje, pero por suerte consigue aportarle humanidad y logra que resulte creíble. Algo parecido le ha pasado a Tom Hanks, quien por fin ha vuelto como actor de alto nivel gracias a su papel en Capitán Phillips y en la película que hoy nos ocupa, donde da vida a un afable y tenaz Walt Disney en sus últimos años de vida. El resto del reparto está correcto sin más, destacan Jason Schwartzman y B.J. Novak como los hermanos Sherman, genios creativos a las órdenes de Disney; la humilde participación de Paul Giamatti, y la intervención de Colin Farrell, aunque comedida, termina cansando.
La banda sonora del siempre admirable Thomas Newman (Skyfall) mezcla temas propios con los conocidos de Mary Poppins, acentuando el tono amable de la película. Sin embargo, tras ver Al encuentro de Mr. Banks me llamó la atención que, más que despertar el interés por P.L. Travers, con quienes los espectadores conseguimos simpatizar, el filme consigue que nos entre curiosidad acerca de la figura de Walt Disney y de sus métodos de trabajo, de quien sólo vemos algunas pinceladas dedicadas a su infancia, su tenacidad, su relación con sus colaboradores y partes de su estudio repleto de premios Oscar. Sin duda una película dedicada al genio de la animación y sus múltiples facetas resultaría más que fascinante. Hasta que podamos verla, tendremos que conformarmos con su participación en la modesta y entretenida Al encuentro de Mr. Banks.
Ficha de la película.