¿Al enemigo ni agua?

Publicado el 10 agosto 2010 por Eowyndecamelot

No fue mi ejército casi unipersonal. A veces los guerreros y las guerreras encontramos indeseables aliados en las fuerzas de la naturaleza y el destino. Lo que importa es que el enemigo estaba tendido en el campo de batalla, destrozado, y preguntó por mí: al parecer mi clemencia (habría que interrogarse sobre todoas las ramificaciones de esta palabra) es famosa en los escenarios de lucha. Yo fui donde se me requería, le miré, constaté lo fácil que es ser humano y empático cuando te ves despojado de tu poder, y aún así, cumplí con todas las indicaciones de la Convención de Ginebra (o su equivalente medieval) sin echarle en cara la larga e injusta prisión a la que me recluyó, aquella muerte en vida cuyas consecuencias aún arrastro.

No me vengué. La venganza nada soluciona, nada devuelve. No, no me vengué. Pero tampoco me sentí mejor.