Revista Cine

Al este del Edén (East of Eden; U.S.A., 1955)

Publicado el 11 octubre 2011 por Manuelmarquez

Al este del Edén (East of Eden; U.S.A., 1955)La de Elia Kazan es una de esas figurasque pone sobre el tapete, y con una intensidad dramática, el eternodebate sobre la dicotomía artista/persona, y cómo nuestrasapreciaciones (especialmente, en lo que atañe a los juicios de valormoral) sobre la segunda, tiñen de manera más o menos intensanuestra valoración de la primera. Sobre la figura de Kazan pesa comouna losa su condición de delator, figura clave en la elaboración delas listas negras de Hollywood promovidas por el senador McCarthy, enlo que constituye, sin ningún género de dudas, uno de los episodiosmás negros de la historia de los ataques a la libertad creativa yexpresiva; desde ese punto de vista, no puedo más que sumarme a lacondena y el reproche moral que creo que Elia Kazan merecesobradamente. Pero negar, sobre ese base, la calidad de sufilmografía (vista globalmente, y muy en particular si nos ceñimosa algunos de sus títulos) sería, quizá, tan erróneo como injusto;he de reconocer, pues, que 'Al este del Edén' es una magníficapelícula.
Basada en una novela de John Steinbeck,publicada breves fechas antes, 'Al este del Edén' nos ofrece undrama de intensidad extrema, con una trama que se articula en base ala relación entre dos hermanos, Cal y Aron —una suerte detrasunto, dada sus respectivas idiosincrasias, de los Caín y Abel ybíblicos...—, que viven con su padre en un viejo rancho deSalinas, fuertemente marcados por la ausencia materna y la presenciade Abra, la novia de Aron, y con el arranque de la participaciónestadounidense en la primera guerra mundial como contexto históricode referencia. Mientras Cal es tímido, retraído, extremadamentesensible y con un punto de impulsividad que le dota de un caráctermuy intestable —algo que se pone de manifiesto, especialmente, ensus relaciones con las mujeres—, Aron, mucho más abierto y jovial,representa, en contraposición, el respeto a la seriedad, la norma yla convención, que se condensan en las pautas que marcan su relacióncon Abra, uno de esos noviazgos enfilados hacia un matrimonio en elque hijos y pasión se mueven en coordenadas inversamenteproporcionales.
Sobre tales premisas, Kazan construyeun relato fílmico en el que la única concesión a lo estrafalario(si es que cabe calificarlo así) es esa extraña overtura (?)inicial, al modo operístico, a partir de la cual arranca undesarrollo de caligrafía convencional, pero plena de vigor eintensidad, como corresponde a la presencia, poderosísima, de esosmismos rasgos en el planteamiento argumental, dosificando las bajadasy subidas de esa especie de tobogán de emociones que se nos vanexponiendo en pantalla, sin perder nunca el ritmo, y con unaevolución en las posiciones de sus personajes —que, por lo demás,siempre están moviéndose sobre el alambre— que, más allá deexprimir los episodios de mayor emotividad (algo lógico en un filmque juega con ésa como baza más importante), nos los hace cercanosy creíbles, pese al potencial devastador de algunas de lassituaciones a que se ven sometidos, y a que la dualidad que ofreceesa lucha permanente entre el bien y el mal (que no es otro el grantema sobre el que se articula la reflexión de fondo que plantea lahistoria) siempre es un terreno terriblemente pantanoso.
Por último, reseñar una cinta como'Al este del edén' sin hacer una mención, por somera que sea, altrabajo de ese mito en que se convirtió (como casi siempre, porcircunstancias extracinematográficas) su protagonista, James Dean,podría parecer un tanto absurdo, pero es que, sin negar las bondadesde su trabajo interpretativo (que llega a alcanzar algunas puntas enque alcanza lo sublime), la integrante del elenco cuyo trabajo meresulta absolutamente deslumbrante, es Julie Harris, la actriz que davida a Abra, la novia de Aron; una chica de apariencia exteriorsimple y sencilla pero, bajo cuya superficie un tanto cándida oingenua, late un auténtico volcán afectivo y existencial que dota asu personaje de una complejidad difícilmente solventable sin un altodominio de recursos dramáticos y expresivos. Julie Harris supera laprueba cum laude, y convierte a su Abra —auténtica piedra angulardel film, eje alrededor del cual se articulan episodios yresoluciones— en un personaje de altos vuelos.
¿Conclusión? 'Al este del Edén' esun film notable, la obra madura y cuajada de un cineasta de grannivel, como fue Elia Kazan, que, a través de una historia deprofunda intensidad dramática, nos brinda miradas y reflexiones nomenos enjundiosas acerca de la condición humana. Si somos capaces deverla obviando, u olvidando, la catadura moral que parecedesprenderse de la actitud de su autor en un episodio tremendamentesignificativo de su biografía, podemos disfrutar enormente; peroésa, amigo lector, es una opción personalísima: adopte cada cual la suya... 
* APUNTE DEL DÍA: Guten morgen; retomo la actividad del blog tras un breve y gozoso periplo por tierras berlinesas...

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