En un futuro cercano, una raza de poderosos alienígenas miméticos ha invadido el corazón de Europa con el objetivo de destruir a la raza humana. Una fuerza internacional se ha constituido para contrarrestar su avance y recuperar a la vieja Europa de las garras del exterminio y la desolación. Como en otras ocasiones a lo largo de nuestra historia, una coalición militar trata de unir fuerzas y recursos aunque esta vez el objetivo va incluso más allá de recuperar la libertad y los valores esenciales de convivencia. Esta vez se trata de garantizar la supervivencia de la raza humana.
Teniendo como base Inglaterra, los aliados se preparan para realizar una ofensiva que, apoyada por las nueva tecnología armamentística, asegure la reconquista de Europa. Un nuevo desembarco, en las playas del norte de Francia, se antoja imprescindible. Pero esta vez el enemigo no tiene una identidad concreta ni rasgo alguno de individualidad. Los alienígenas funcionan como una mente colmena, parecen estar dirigidos por un cerebro único al que nunca se ha visto. Y han concedido una victoria simbólica en Verdún (reminiscencia de la que fue una trascendental batalla en la Primera Guerra Mundial) para conocer los métodos de la coalición aprovechando sus capacidades extrasensoriales.
¿Cómo podrá entonces el mayor William Cage (Tom Cruise), sin experiencia militar alguna, incorporarse a una ofensiva que exigirá la mayor de las destrezas entre los contendientes?. Pronto la propia configuración de la especie invasora otorgará a Cage una habilidad que le permitirá regresar una y otra vez al punto de partida. La capacidad precognitiva de los alienígenas también es compartida ahora por un humano. Aliado con la auténtica heroína de Verdún, Rita Vrataski (Emily Blunt), Cage tratará de asegurar que su "accidental don" pueda marcar la diferencia en una campaña que parece condenada al fracaso.
Doug Liman recupera con Al Filo del Mañana el temple que le caracterizó en sus inicios y dota al film de un ritmo incesante que solo se detiene en el clímax final. Investigando en la trayectoria del proyecto hallamos la respuesta.
Edge of Tomorrow es la adaptación de la novela gráfica japonesa "All You Need is Kill", de Hiroshi Sakurazaka. El guionista Dante Harper escribió un spec script que empezó a distribuir por los estudios. Warner Brothers fue el que finalmente compró el guíón empezando al poco tiempo las reescrituras. Hasta cuatro guionistas más han pasado por el proyecto a lo largo de tres años. Con el reparto ya contratado y el rodaje a punto, Doug Liman seguía sin estar convencido del libreto. Ocho semanas antes de iniciar la filmación, Cruise recomendó a un guionista de su más estrecha confianza, Christopher McQuarrie, para que se pusiera con la versión definitiva. Al parecer, el ganador del Oscar por el script de Sospechosos Habituales (The Usual Suspects, 1995), consiguió crear un texto que solucionaba todos los problemas excepto el final. Liman dio orden de empezar sin saber exactamente como terminaría el argumento y eso se nota.
El ritmo compulsivo de la película es, como reseñaba antes, la principal virtud de la cinta pero, después de asistir a grandes momentos de acción y divertimento, llegamos a un final bastante abrupto y anticlimático que desencadena una sensación agridulce. Algo que nadie podía preveer tras confirmar que el desarrollo de la propuesta es notable y por momentos incluso brillante. Sin lugar a dudas, que el final no se corresponda con el resto de la cinta supone una cierta decepción pero no debe hacer olvidar las importantes virtudes de la película.
En primer lugar, Edge of Tomorrow recupera las esencias más interesantes de la ciencia ficción. Nos sitúa en un futuro próximo, dentro de un contexto extremo que, sin embargo, no nos resulta tan imposible de creer, y expresa varios de sus puntos fuertes sobre situaciones que nos recuerdan el bagaje propio de la historia reciente. Esta conexión inmediata con el espectador, unida a un desarrollo en el que la pulsión narrativa es fuerte, convierte al film en una apuesta más que interesante. Transformar la ofensiva en Francia en una especie de reedición extrema del desembarco de Normandía, es un auténtico prodigio. Al igual que también lo son las reminiscencias de una estética glorificadora del combatiente (como ocurría en los carteles exhortativos durante la Segunda Guerra Mundial) expresadas de un modo perfectamente compatible con el nuevo marco de actuación.
Y en cuanto a la visualización de la repetición temporal, protagonizada una y otra vez por William Cage, no cabe otra que reconocer el acierto en la planificación, concepción y montaje de esas constantes situaciones a lo Groundhog Day. Liman y sus colaboradores consiguen que nos aliemos con Cage en su lucha constante por aprovechar el estancamiento temporal y mejorar cada día hasta convertirse en un gran combatiente que, además, también saca un provecho a nivel estratégico buscando formas de sobrepasar al enemigo. Asimismo, los elementos de cierta comicidad que se introducen son ingeniosos y perfectamente compatibles con el tono general del film.
Tom Cruise vuelve a demostrar su fuerza y magnetismo representando al luchador frente a una causa imposible. Su entereza en pantalla le convierten en el mejor valedor del proyecto, pese a quien pese. Y también mención muy especial para Emily Blunt, una actriz versátil y solvente que aporta una credibilidad natural a su personaje de guerrera extrema. Esta especie de "Capitana Britania" que es Rita Vrataski merece reconocimiento. Además, su química con Cruise está fuera de toda duda.
Es cierto que la concepción de la raza alienígena, mortífera pero indefinida, puede suponer un cierto menoscabo para la película. El planteamiento busca centrarse exclusivamente en la perspectiva humana y descarta la posibilidad de dotar a los alienígenas de una entidad intelectual contra la que dirigirse. Esto la asemeja a Starship Troopers (1997), otra cinta que manifiesta una fuerte influencia sobre Edge of Tomorrow.
Al Filo del Mañana es una película muy recomendable, a pesar de sus flaquezas. Y lo es porque devuelve el entretenimiento de gran escala a la ciencia ficción reciente. Tom Cruise ha demostrado que puede responder ante los diferentes matices del género. Superó el reto en una ciencia ficción más reflexiva (Oblivion) y ahora lo logra también en un proyecto donde el espectáculo y la acción está más presente.
P.S. Querría también reconocer la presencia de un habitual del género, Bill Paxton, quien en el film parece una transmutación del Sargento Al Apone en Aliens (1986). Una intervención que homenajea a un film referencial, personificado por uno de los destacados intérpretes de la espléndida película de James Cameron.