En ocasiones los cines tienen la amabilidad de invitarme a preestrenos, como es el caso, y no lo digo por jactarme del asunto, sino para ubicar en antecedentes de que seguramente de otra manera habría dejado pasar la oportunidad de "ver otra vez a Tom Cruise lucirse haciendo el mono con la profesionalidad acostumbrada y quirúrgico empeño por no parecer un cincuentón". El caso es que no resulta meritorio en exceso saber que no me habría perdido la película del año (ni siquiera la película del mes), pero admito que este híbrido con pretensiones e historia cogida por los pelos que va de más a menos ha superado las escasas expectativas con las que me senté en la butaca del cine, y de sabios es reconocer los errores.
Hasta ahora no parece que la cinematográfica cita tenga mucho donde uno pueda asirse, pero la frescura con la que gracias al humor el héroe se trata a sí mismo en el desenfrenado proceso de repetición para no tropezar con la misma piedra sorprende dadas las circunstancias y ameniza enormemente el innegable espectáculo de pirotecnia visual que los efectos especiales y las coreografías nos aportan. Ideal para saltarse la dieta a base de palomitas y destensionar la semana con unas risas y una buena dosis de adrenalina sin mayores implicaciones ni reflexivas moralejas. Menos da una piedra.
Dirección: Doug Liman. Título original: Edge of tomorrow. País: USA. Duración: 113 min. Género: Ciencia-ficción, acción, bélico. Intérpretes: Tom Cruise (William Cage), Emily Blunt (Rita Vrataski), Bill Paxton (General Farrell), Brendan Gleeson (General Brigham), Jonas Armstrong (Skinner), Tony Way (Kimmel), Kick Gurry (Griff), Noah Taylor (Dr. Carter), Dragomir Mrsic (Kuntz), Charlotte Riley (Nance), Franz Drameh (Ford). Guión: Christopher McQuarrie, Jez Butterworth y John-Henry Butterworth; basado en la novela “All you need is kill”, de Hiroshi Sakurazaka. Producción: Gregory Jacobs, Jason Hoffs, Tom Lassally, Erwin Stoff y Jeffrey Silver. Música: Christophe Beck. Fotografía: Dion Beebe. Montaje: James Herbert. Diseño de producción: Oliver Scholl. Vestuario: Kate Hawley.