Los artífices de la decisión de Moncloa han sido, sin duda, los Comités de Solidaridad con África Negra (Umoya), que comenzaron la movilización, y las organizaciones que se han sumado a ella, como la Red de Entidades de Desarrollo Solidario (Redes, plataforma que agrupa a 52 organizaciones) y la Fundación Sur, entre otras.
Fueron pocos en la manifestación, pero su protesta, cargada de razones, ha llegado hasta lo más alto: el Gobierno ha reaccionado, in extremis pero a tiempo; el PP ha cambiado su postura de un día para otro, y varios partidos políticos con representación parlamentario han apoyado sin fisuras la protesta. Sólo faltaría que Naciones Unidas tomara nota, pero eso será casi imposible: que a sus líderes no los elige el pueblo y sus intereses son otros. Para empezar, como dice José Carlos Rodríguez, deberían dejar de luchar contra el hambre desde hoteles de cinco estrellas. Luego, podrían revisar toda la política llevada a cabo por la institución en Ruanda desde 1990. Quizás incluso desde antes.