El Gobierno y la oposición, la oposición y el Gobierno. Alfinal un mismo todo que pretende hacernos creer que son diferentes. Lo peor esque en muchos casos lo consiguen, nos hacen odiar a unos u otros y decantarnospor el menos malo, nos hacen caer en la mentira de que sin ellos estaríamosperdidos, que son el orden , que son la ley indiscutible e indispensable y quese lo debemos todo.
Pero como todo culpable se ocultan tras una máscara debenevolencia y trato humano (o con un mal intento de ello), mostrándonos conlas manos abiertas que solo quieren lo mejor para todos nosotros, que debemosdarles las gracias y aplaudirles hasta que nos sangren las manos.
¿La realidad? Se alimentan de nosotros, literalmente. Graciasa nosotros, imbéciles de nosotros, consiguen cada vez más poder, son cada vezmás ricos (poderosa y económicamente hablando) solamente a nuestra costa ymientras ellos consiguen crecer robando, nosotros, los robados, obviamente noshacemos cada vez más pobres y vulnerables, cerrando el círculo perfecto que noshace necesitarlos a ellos y odiarlos a ellos, al final un mismo todo.
La respuesta solo puede ser una, no hay más alternativa queatacarles o seguirán con su sistema de máxima perfección donde las victimas songobernadas por sus ladrones. Y para llegar a que ese ataque sea efectivo no hayque olvidar que ellos tienen todos los medios para manipular la mente de gentesaparentemente inteligentes por lo que la única solución posible es la unión, launión hace la fuerza ¿no? O eso dicen.
Ante una huelga prevista por el Gobierno sólo hay una posibilidadde que ésta sea un éxito: hacer más daño del que se esperan.