Contrariamente a lo que hice en un primer momento, no es un libro para leer en el transporte público, la parte de intriga, o negra vuela en las manos y no requiere ninguna atención especial por parte del lector, pero la parte judicial para un neófito en la materia como yo, si necesita que se le pongan los cinco sentidos porque explica punto por punto el procedimiento judicial, y no huye de los tecnicismos y también la investigación policial.
No penséis que no lo he disfrutado, porque nada más lejos de la realidad, justamente esa parte más técnica, que desconocía por completo es la que más me ha gustado, la que me tenía pegada al texto, pero encontrar momentos en los que pudiera disfrutar de su lectura me resultaba complicado, en casa casi siempre suele haber gente, cuando no la tele encendida y los niños contándote sus cosas.
El autor:
En 2013 publicó su primera novela Santiago, la leyenda del santo oculto.
Argumento:
"Al infierno se llega con errores nimios que se van sumando. Primero se juega el dinero o la libertad. Si pierdes, arriesgas algo de lo que te queda; y así vas equivocándote hasta que cuando no tienes nada, te juegas la vida".
Beatriz es una abogada coruñesa, integra y enamorada de su profesión, a la que dedica incontables horas. Los años y la decepciones no han conseguido desgastar su fe inquebrantable en su trabajo. A su despacho llega el encargo de defender a un magnate acusado del asesinato de un delincuente de poca monta y de su esposa y de la desaparición de la hija adolescente de la pareja.
Muy pronto la letrada se verá envuelta en un caso en el que aparentemente, se dan la mano la corrupción política al más alto nivel y el narcotráfico. Sin embargo, la realidad que finalmente se muestra es mucho más tenebrosa.
El sistema judicial y policial entre bastidores...
Posiblemente lo que más ha llamado mi atención en este libro, sea lo que sirva para que otros lectores lo descarten y es que tengo muy claro que nunca hubiera podido ejercer la abogacía, en ninguno de sus campos, y mucho menos haberme dedicado a la judicatura, sin embargo ese mundo que profesionalmente no me atraía si lo hace en la literatura, y sinceramente encontrar buenas novelas que reflejen el sistema judicial español no es nada fácil, el americano o el inglés están muy trillados, y por ello llegué a conocerlo mejor que el patrio, que sinceramente es muy diferente.
El asesinato de de un matrimonio y la desaparición de su hija adolescente es el punto de partida de esta novela y la excusa para ir desentrañando los pasos que la policía y la justicia tienen que dar casi al unisono, hasta que hay pruebas suficientes para juzgar.
En un principio me sentí tan frustrada como los propios agentes ante la negativa del juez a dar permisos para acceder a la vivienda o las llamadas telefónicas de los presuntos desaparecidos, y es que nuestra Constitución es muy tajante en la defensa de las libertades y los derechos, pero cuando la familia esta preocupada y el desaparecido es un delincuente que acaba de salir de prisión por delitos no precisamente menores, uno debe poner la balanza y valorar que está en juego.
Cuando los meses pasan sin ninguna pista, la aparición de una por remota que sea, moviliza de nuevo a toda la unidad, por si en ese momento el juez ve indicios para abrir una investigación judicial. Cualquier error por nimio que sea puede llevar a fracasar una operación y ese es el momento que la policia espera como agua de mayo.
Si la frustración de los agentes de policia es palpable no lo es menos la de los familiares que ven como pasa el tiempo sin noticias de los suyos y que sospechan que cuanto más tiempo pase, las esperanzas de encontrarlos con vida disminuyen.
Nos encontramos ante una novela que ante todo no es líneal, la acción se desarrolla la mayor parte en las rias gallegas, donde cuatro amigos coquetean con el contrabando de tabaco primero y más tarde con las drogas, pero en un momento dado sus caminos se separan, o parece que lo hagan y cada uno evoluciona a su manera con mejor o peor acierto. Así conocemos a Pablo Dios, a Carmen, a Anibal y a Victor. De todos ellos quizás la más inteligente Carmen, sin embargo no sabe jugar bien sus cartas.
Desde el principio el lector sabe que el matrimonio está muerto y sospecha que la niña pueda estarlo, la policía tiene las manos atadas al no ver el juez indicios de delito y es un desliz fuera de su jurisdicción lo que pone en marcha toda la maquinaria. Y para ello hacen falta dos actores los investigadores policiales y los abogados. De ambos se sirve el autor para explicar y reivindicar la labor de la justicia en nuestro país. El adalid defensor es Beatriz, una abogada que pensaba mejorar el mundo desde el estrado defensor y que poco a poco va desencantándose de los grandes bufetes, hasta el punto de fundar uno en el que consume más horas de las que debería.
Su poca agresividad hace que quien acude a ella sea gente sin recursos que no confía mucho en los resultados de su trabajo, y termina llevándose una tremenda sorpresa. Entre sus casos los de las preferentes de Caixa Galicia, un tema muy de actualidad hace unos meses y que el autor no deja pasar la oportunidad de sacar a colación, la poca agilidad que en los juzgados se le da a los expedientes.
La vida de esta abogada cambia cuando un cliente importante le ofrece llevar su caso y es en ese momento donde entra en acción otro de los grandes temas de esta novela la corrupción de los cargos públicos y la sensación de los ricos y poderosos de que todo se puede comprar con dinero, hasta los jueces, para ellos todo tiene un precio y sus acciones pueden quedar impunes a golpe de talonario. No os podéis imaginar lo que me ha indignado esa parte...
El contrapunto a todo ello la profesionalidad de Beatriz que cueste lo que cueste quiere descubrir la verdad, aunque me queda la duda de si no ve que su defendido es culpable de los cargos que se le imputan.
El otro gran protagonista sin ninguna duda es Anibal, el hombre de las mil caras, una que muestra a la sociedad y otra muy distinta que solo conocen sus más allegados, un personaje al que he odiado profundamente por multiples razones, y al que el autor no exime por ningún lado de su responsabilidad, cínico como pocos no es un tipo recomendable ni como amigo, ni como enemigo.
Y junto con la corrupción hay otro tema preocupante, las bandas de sicarios que se limitan a cumplir encargos, que viven camuflados en la sociedad sin que seamos capaces de ver más allá de nuestras narices, gente sin escrúpulos que viven por encima de sus posibilidades que ejercen de verdugos incluso con aquellos a los que dicen amar, que siguen códigos de supervivencia en caso de que sean atrapados por la policía.
Aprovecha el autor el crimen, el descubrimiento de la banda de sicarios, la imputación de Anibal para desgranar las fases del procedimiento judicial, sin huir de los tecnicismos, sin ahorrarnos ningún paso, aunque ello ralentice un poco el desarrollo y exija del lector neófito el poner los cinco sentidos en la lectura. Los largos monólogos reivindicativos de Beatriz nos hace reflexionar sobre lo arcaico del trabajo judicial en la era de la tecnología, en lo lenta que avanza la justicia y en lo poco reparadora que a veces resulta por la dilación de las causas en el tiempo.
Subyace otro tema que no puedo desvelar para preservar al futuro lector de esta novela toda la intriga posible, y es que cada cosa hay que descubrirla a su tiempo, cada paso ha de ser dado cuando el autor no considera oportuno, para que todas y cada una de las piezas que conforman este puzzle encaje y con ello el disfrute del lector sea completo.
La polémica
Cuando esta novela vio la luz se tachó al autor de oportunista, en aquella época se encontraba en el candelero por la instrucción del sumario de Asunta Basterra. Eso hizo que pensara que la trama pudiera ser similar. Ya desde el principio se ve que poca similitud puede tener, sin embargo esperas que en cualquier momento aparezca el cádaver de la menor...
No entiendo que tiene de oportunista la publicación, es una novela que se basa más en los sumarios que el juez pudo llevar como titular de un juzgado gallego que los que puede llevar ahora, su experiencia en juicios de narcotráfico han ayudado a crear una historia creíble y su conocimiento del procedimiento policial y judicial sin duda han hecho lo propio. En cuanto al personaje de Beatriz puede que en parte transmita su propia frustración por lo que ha desembocado la justicia, y quién no conoce a personas que anteponen el interes y el bienestar de los clientes a la propia riqueza.
Si alguién ha leído lo de la polémica que ha levantado este libro, que no se lleve a malos entendidos que no lo escoja esperando encontrar las claves del asesinato de Asunta Basterra porque nada más lejos de la verdad. La novela está muy bien escrita, los personajes perfectamente perfilados y caracterizados, con personalidad propia, incluso la pareja asesinada tiene sus momentos de gloria gracias a los flash back al pasado. Los tecnicismos tampoco serán un impedimento para disfrutarla si como yo poco conoces de los procedimientos judiciales y el lenguaje que le es propio.
Conclusión
Me gustan las novelas con las que aprendo algo, que sin darme cuenta me ilustran sobre temas que para mi son tediosos, me gusta que se sirvan de una trama negra para llegar a otros puertos, que se ponga la actualidad en liza, que los personajes sean empáticos, o mejor dicho que pueda empatizar con ellos. Sobre todo me gustan las novelas que crean reacciones en mí, que no me dejan indiferente y esta os aseguro que me ha subido a una montaña rusa de sensaciones, me ha hecho indignarme como pocas, me ha subido a la cresta de la euforia, para dejarme caer luego lentamente, no diría yo que el autor hace justicia poética, más bien diría que opta por reflejar la realidad de la forma más descarnada posible.
Con un estilo directo, ágil unas veces y un poco lento otras por los monólogos de Beatriz el autor nos va desgranando una historia que por desgracia no nos será ajena, pone de manifiesto temas de actualidad y expresa el malestar de los usuarios de la Justicia, tanto de los abogados como de los clientes.
También nos pone un espejo en un mundo que muchos imaginamos, pero que pocos conocen a fondo el de aquellos que piensan que con dinero todo se puede comprar, la libertad, el respeto... la prepotencia que impera en ese mundo, los contactos, los amigos mientras estás en la cresta y la soledad cuando caes al abismo...
Sin duda me ha gustado mucho, es de esas historias en las que me gusta sumergirme de vez en cuando para darme un baño de realidad, aunque está esté ficcionada, no está para nada edulcorada, y ni siquiera al final el autor nos concede la justicia poética, quizás porque hubiera sido poco creible.
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