Como cuando era muy joven, me he levantado escuchando música. Como cuando era muy joven, más o menos a los 18 años recogidos en esa fotografía, me he puesto a Luis Eduardo Aute, un cantautor que siempre me ha gustado por la calidad de sus letras y la calidez de sus canciones. He retrocedido en el tiempo en esta hermosa mañana de octubre. He dejado a la nostalgia hacer de las suyas. Y es que el tiempo pasa y pasa, aunque dentro de nosotros mismos sigamos siendo los mismos y continuemos albergando los mismos sueños. «Me he quitado el vestido, las flores y las trampas» desde el alba, me he dicho: «una de dos», o te dejas arrastrar por el viento dulce de los recuerdos o los cierras. Pero algo en mí me ha impelido a seguir con las dulces melodías. Y aún sigo. Como constancia de unas horas mágicas, dejo una canción al azar, porque cuesta decidirse entre tanta belleza.
Como cuando era muy joven, me he levantado escuchando música. Como cuando era muy joven, más o menos a los 18 años recogidos en esa fotografía, me he puesto a Luis Eduardo Aute, un cantautor que siempre me ha gustado por la calidad de sus letras y la calidez de sus canciones. He retrocedido en el tiempo en esta hermosa mañana de octubre. He dejado a la nostalgia hacer de las suyas. Y es que el tiempo pasa y pasa, aunque dentro de nosotros mismos sigamos siendo los mismos y continuemos albergando los mismos sueños. «Me he quitado el vestido, las flores y las trampas» desde el alba, me he dicho: «una de dos», o te dejas arrastrar por el viento dulce de los recuerdos o los cierras. Pero algo en mí me ha impelido a seguir con las dulces melodías. Y aún sigo. Como constancia de unas horas mágicas, dejo una canción al azar, porque cuesta decidirse entre tanta belleza.