Volvió Ramón Díaz al fútbol argentino, lo cual es noticia. Independiente perdió, lo cual no es noticia. Pero al menos tuvo otra actitud, lo cual sí es novedad. Si fue influencia de Ramón o no, es difícil saberlo, pero en la segunda etapa del 0-1 con el provisorio líder Colón, el equipo mostró otra mentalidad.
A los 3 minutos del segundo tiempo, Federico Higuaín no pudo convertir en gol un gran centro de Bruno Urribarri. Desde ahí, el chip de los jugadores del Rojo cambió y el Sabalero nunca más llegó con peligro. No es que los de Avellaneda tuvieron opciones tan claras, pero sí fueron al frente.
En su nuevo regreso, Ramón Díaz no hizo grandes modificaciones en cuanto a esquema y nombre. Se lo vio prendido, ansioso y hasta enojado. “Simple hay que jugar, carajo. Simple”, llegó a gritar cuando su equipo era impreciso. Sorprendió con Nicolás Delmonte de titular y ubicando a Julián Velázquez de lateral derecho en el complemento. Pero después, el cambio fundamental fue la cabeza, no la estrategia.
Bancó a Pellerano, que fue un desastre en el primer tiempo, pero que levantó y tuvo nada menos que siete tiros peligrosos, la mayoría desde afuera del área. Siguió con Marco Pérez y Parra en la delantera, dos jugadores que están con una sequía que preocupa. Y trató de meter un cambio de ritmo con Defederico y Núñez. No sirvió, porque Colón se plantó atrás y aguantó como pudo.
Pasa que para cambiar a este Independiente hace falta más que un partido. Se necesita trabajo y tiempo. Es muy difícil con tantos errores. El gol de Higuaín es un claro ejemplo de la distracción y desorden que tiene este equipo hace rato: Pellerano durmió y los defensores quedaron en desventaja numérica. Ojo, también es verdad que hubo offside.
Colón tuvo un buen primer tiempo y un muy amarrete complemento. Su buen juego al inicio hizo que los hinchas de Independiente despidieran a los jugadores con muchos silbidos. Cuando finalizó el encuentro, la gente volvió a silbar, pero sin tanta intensidad y con los insultos redirigidos hacia Comparada y su Comisión Directiva. Al Rojo le falta mucho trabajo. A Colón le sobra alegría.