Gaspar Noé es un hombre muy curioso. Le encanta lo depravado, le encantan los submundos de las drogas, las luces de neón y la depravación escondida de la sociedad de estos mundos, como se puede observar en "Irreversible" y "Enter the void". Si bien veo necesario decir otra cosa, y es que nuestro amigo Noé aquí (no) presente también le encanta mostrar las emociones humanas tan bien como puede. Y que forma de hacerlo. Hasta ver cine de este hombre, nunca me había planteado que podría ver escenas verdaderamente preciosas en la misma película que las escenas más desagradables que te puedas imaginar. Es capaz de darte un paseo (con una cámara inestable y juguetona cual putita traviesa) por un bar de BDSM gay mostrandote atrocidad tras atrocidad siendo extremadamente explícito y mostrarte un tío destrozandole la cara con un extintor a otro y al rato mostrarte una de las escenas más románticas y humanas que ha parido el cine contemporáneo. En "Irreversible", por ejemplo, se ha ganado el título de una de las 5 escenas más desagradables que he visto y a la vez una de las 5 más románticas que he visto.
Bueno, "Enter the void". Justo la batalla de este fin de semana fue "Enter the void" contra "Donnie Darko", pelea de la que salió el conejo de metro ochenta victorioso. Pero fue más que igualado. ¿Quién diría que una película de casi tres horas descritas como "lo más parecido a un viaje de LSD" pueden resultar tan atractivas? Pues porque el director es Gaspar Noé. Vaya reputación se ha ganado el tío. A este no le hace falta una pistola para atracar un banco, este entra y con los cojones encima de la mesa dice "soy Gaspar Noé". Y pam. Es rico. Bueno, recobremos la seriedad. Ese viaje, sí, el viaje de tripis que mezcla sexo esplícito, omnipresencia, más luces de neón, una trascendental filosofía budista y ternura. Mucha más ternura de lo que cabría esperar. Puede que su falta de una historia más o menos lineal y su paranoica forma de mostrarse pueda acabar con los nervios de más de uno. Pero a los demás les fascinara. Porque lo que sale en la pantalla es más hipnótica que todas las películas de los Oscars juntas. Porque este tío sabe dirigir de verdad. Porque esta película es una verdadera joya audiovisual.
A veces me pregunto porque los directores con más talento son los más chiflados. Entonces veo una película suya y me doy cuenta de que me da igual, porque son demasiado buenos.