El escritor, poeta y filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson sentenció ‹‹En muchas ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, decidiendo el curso de su vida.››. No sé si un libro es capaz de tanto pero sobre lo que no tengo la menor duda es de que hay libros que marcan un punto de inflexión en nuestras vidas.
En ocasiones, son los responsables de avivar nuestra curiosidad y los que nos animan a querer saber más sobre aspectos que, aun deambulando por el aire, nos son ajenos. Y otras veces, “simplemente” son los precursores de un cambio de hábitos o del nacimiento de una nueva afición en nuestras vidas.
Toda esta parrafada se debe a que hace unos cuantos días entró en mi casa un libro que, sorprendentemente, ha conseguido despertar mi interés por experimentar el placer de sentir mis manos entre la masa.
El artífice de tal hazaña no es otro que el cosmopolita y polifacético bilbaíno Ibán Yarza, autor de "Pan casero" (publicado por Larousse), un panadero autodidacta, que recorre la geografía española con su furgoneta impartiendo multitudinarios cursos y que ha conseguido romper el tópico de que hacer pan en casa es dífícil o requiere mucho tiempo.
El libro, con amenos textos y fotografías del propio autor, está estructurado en tres partes. En la primera, de manera sucinta, se presentan los ingredientes, técnicas y conceptos que hay que entender para hacer buen pan. La segunda parte es un recetario en el que se ponen en práctica los conceptos y técnicas expuestos en la primera. Y en la última, el autor rinde un pequeño homenaje a los panaderos presentando a algunos de ellos de forma representativa, como es el caso de Xevi Ramón (fotografía inferior). También se incluye un anexo con una sección para resolver dudas "Don Pan" y un pequeño glosario.
Ibán se lamenta de que, contrariamente a lo que ha sucedido con los otros dos grandes alimentos de la triada mediterránea -el aceite y el vino-, el pan ha quedado relegado a un segundo lugar. Y es cierto, solo hace falta consultar las estadísticas para comprobar que el consumo de pan se ha reducido significativamente. La creencia de que el pan engorda es uno de los motivos que lo ha alejado de nuestras mesas a pesar de que el pan en sí mismo no solo no engorda sino que contribuye a una dieta más saludable.
Los expertos en nutrición (tengo una buena amiga que lo es) afirman que somos lo que comemos y de ahí la necesidad de proveer diariamente a nuestro organismo con todos los nutrientes requeridos para su correcto funcionamiento: proteínas, vitaminas, minerales, hidratos de carbono y ciertas grasas. El pan es una fuente importante de hidratos de carbono, fibra, vitaminas del grupo B y minerales. Su consumo, en cantidades adecuadas, parece que supone la disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, como el de colon. Así lo puso de manifiesto el doctor Angel Gil durante el XX Congreso Internacional de Nutrición que se celebró en septiembre pasado en Granada.
Si además de los beneficios que nos aporta, queremos disfrutar comiendo un buen pan elaborado por nosotros mismos ya sabemos cómo conseguirlo: dejándonos guiar por el magisterio de Ibán.
Los libros, nuestros grandes aliados, para todos los gustos e intereses...
Las dos fotografías centrales son de Ibán Yarza