En la casa escuchaba en el televisor Panda, los anuncios sobre el congreso del Partido Comunista de Cuba, lo que el sábado me llevo en la noche ver el discurso de nuestro presidente, muy firme y directo como siempre, pero me puse a pensar en las tantas cosas que yo podría decir allí. ¿Cuántos cubanos queremos debatir?
Soy militante, y me pregunto si por alguna casualidad se habló de Manzanillo. Muchos de los que van al Congreso, quizás no se le ocurriría hablar de los problemas que hoy afrenta sus lugares de origen, para así dar pensar que todo está bien. Pero si miramos con ojo de verdadero revolucionario, lo que haría realmente un comunista, no es taparnos con sabanas relucientes, mientras debajo el hedor de los problemas nos ahoga.
Manzanillo, es una ciudad bella en su topografía, pero su patrimonio se derrumba a pedazos. Las fuentes del parque a medio terminar deja sin estética el lugar donde los Manzanilleros guardan con rencor su Glorieta. Y así, cuantas cosas pasan que sería muy atrevido decirlo aquí, no por temor, sino porque como está la lista de espera en la terminal de trenes, no podía ir a visitar la Habana sino hasta el próximo congreso.