Al principio de todo...

Por Emilio José Orovengua López @naturablogger

El tiempo y los años pasan para todos y cada uno intenta pasar por la vida (por su vida) y no que la vida pase por encima de uno sin darse cuenta y sin dar importancia ha todo lo que hizo en el pasado.

De vez en cuando, nos toca revivir lo vivido, contar aquello que nos pasó algún día, en algún viaje, con los hermanos, con los amigos o simplemente sólo. Esa es la parte positiva de vivir y cumplir años, que los recuerdos positivos sanean nuestra mente y nos permite avanzar más seguros y confiados en nuestro caminar diario, siempre hacia adelante.Al fin al cabo, somos lo que hemos vivido, lo que hemos “mamado”, somos experiencia, somos lo que nos han enseñado y lo que hemos aprendido y siempre hubo una primera vez para todo, un inicio, un principio de todo…Después de esta breve reflexión filosófica (¡¡un rollo, vamos!!), voy al grano de lo que quiero realmente contar en este Post y que mucho tiene que ver con el principio, mi principio en "esto" de la Naturaleza.Alguna vez me han preguntado ¿Desde cuando tu amor/ pasión por la Naturaleza?. La respuesta sería desde siempre, desde que tengo uso de razón y recuerdo que la sostenga. Pero todo esto cuando además de poder argumentarlo lo puedes demostrar, es magnífico y a uno se le pone “la piel de pollo”. Hace algunos días, mi madre encontró ordenando su trastero lo que pudiera ser mi primer contacto con el conocimiento de la Naturaleza en su más amplio sentido. Un álbum llamado NATURALEZA Y COLOR que por lo que he podido “bucear” en internet es de 1980, demasiado pequeñito era yo (2 años) para que me acuerde de él. Fue, seguramente, varios años después cuando cayó en mis manos. Los vagos recuerdos que tengo, es de pasarme tardes enteras en la terraza de la antigua casa de mis padres “manoseando” hoja por hoja, cromo por cromo, este álbum de cromos hasta que era bien mayor.
Un álbum que, a pesar de no poder completar con todos los cromos, fue una auténtica maravilla, fue la ventana que se abrió para un niño de los 80 a un mundo nuevo y fascinante, El Mundo Natural.Había Animales, Insectos, Flores, Protozoos e incluso un poco de Anatomía Humana…




Pero lo mejor, como suele suceder en las Grandes Historias, lo dejo para el final. Un magnífico prólogo, un mensaje para Padres, Maestros y Jóvenes...
Así pues, no dejéis de buscar nunca vuestro principio de algo que os apasione, que os fascine...seguro que está ahí, en alguna parte, esperando a que ser descubierto.

©Emilio J. Orovengua.