23 activistas saharauis sufren dia a dia la cárcel del enemigo y muchos de ellos moriran sin ver la luz del dia porque han sido condenados por un tribunal militar marroquí, por el simple hecho de querer ser libres y vivir en su tierra, mientras Occidente y sus siervos mantienen su silencio cómplice. Se les imputan delitos que ofenden la inteligencia, ellos han cometido el crimen de creer que su patria saharaui, robada por Marruecos, tiene el derecho de ser patria, y que sus ciudadanos tienen el derecho de ser quienes son. ¿Qué solución le queda al pueblo saharaui? La solución, tan repetida y políticamente correcta de que sean “las propias partes implicadas quienes negocien pacíficamente el conflicto” ¿puede convencer a alguien? ¿qué puede aportar la parte invadida frente al poderoso invasor apoyado por grandes potencias occidentales? Al que su imagen de apertura le confiere la condición de país “bisagra” con el Magreb, a pesar de “pasarse por el forro” no sólo las resoluciones de Naciones Unidas sino también el respeto a los más elementales derechos humanos. Pero siempre puede amenazar no sólo con dejar de controlar la inmigración ilegal sino también la contención de células integristas en su territorio. Al margen de las insinuaciones sobre Ceuta y Melilla. ¿Acaso la moneda de cambio es el Sáhara?
23 activistas saharauis sufren dia a dia la cárcel del enemigo y muchos de ellos moriran sin ver la luz del dia porque han sido condenados por un tribunal militar marroquí, por el simple hecho de querer ser libres y vivir en su tierra, mientras Occidente y sus siervos mantienen su silencio cómplice. Se les imputan delitos que ofenden la inteligencia, ellos han cometido el crimen de creer que su patria saharaui, robada por Marruecos, tiene el derecho de ser patria, y que sus ciudadanos tienen el derecho de ser quienes son. ¿Qué solución le queda al pueblo saharaui? La solución, tan repetida y políticamente correcta de que sean “las propias partes implicadas quienes negocien pacíficamente el conflicto” ¿puede convencer a alguien? ¿qué puede aportar la parte invadida frente al poderoso invasor apoyado por grandes potencias occidentales? Al que su imagen de apertura le confiere la condición de país “bisagra” con el Magreb, a pesar de “pasarse por el forro” no sólo las resoluciones de Naciones Unidas sino también el respeto a los más elementales derechos humanos. Pero siempre puede amenazar no sólo con dejar de controlar la inmigración ilegal sino también la contención de células integristas en su territorio. Al margen de las insinuaciones sobre Ceuta y Melilla. ¿Acaso la moneda de cambio es el Sáhara?