Al pueblo saharaui

Por Teofermi Teo Fernandez @teofermi
Resulta verdaderamente increíble que hasta hoy (y no parece que ello cambie), haya personas a las que solamente se les permite ver la luz de un nuevo día a través de las estrechas rejas de una ventana. Y mucho más increíble es que los haya que se les niega terminantemente abrir los ojos, aunque sea para ver la nada. Es en la noche cuando las almas solitarias acusan su soledad, sienten el abandono, y sufren en silencio las inclemencias de este injusto mundo. Es durante las oscuras noches cuando los corazones lloran las amargas lágrimas de la impotencia. Noche tras noche, mientras la vida duerme, en nuestro lado del mundo miles de corazones continúan su latir triste y cansado esperando la luz del amanecer. Los saharauis, desgraciadamente, conocen bastante bien la oscuridad de las celdas de cloacas, infectadas de maldad y de injusticia, además de insectos y roedores. Actualmente hay cientos de saharauis totalmente desaparecidos, de los que no hay noticia, de los que no se sabe nada más que eso, que no aparecen. ¿Dónde están? No hay respuestas. Ojala, algún día podamos saber lo que les ha pasado o lo que les está pasando. Ojala ellos mismos nos puedan decir, algún día, donde han estado durante estos malditos años. Estamos esperándoles y les seguiremos esperando hasta saber la verdad de lo que les ha ocurrido. Miles de saharauis han sufrido las consecuencias de la represión marroquí en el Sáhara ocupado, miles de saharauis, en estos momentos, están sufriendo las inclemencias de la represión continuada durante más de treinta y ocho años de régimen marroquí. Lo sabe todo el mundo, pero a los gobiernos de Occidente, los campeones de la democracia en el mundo, los que se prodigan como el paradigma de los derechos humanos, hacen la vista gorda o miran a otra parte, porque por muy democráticos y por muy respetuosos que sean con los derechos humanos, no antepondrán a sus intereses comerciales, estratégicos, o los que sean...al derecho a la justicia de una población que está lejos de sus fronteras, lejos de sus casas, lejos de sus mesas.
23 activistas saharauis sufren dia a dia la cárcel del enemigo y muchos de ellos moriran sin ver la luz del dia porque han sido condenados por un tribunal militar marroquí, por el simple hecho de querer ser libres y vivir en su tierra, mientras Occidente y sus siervos mantienen su silencio cómplice. Se les imputan delitos que ofenden la inteligencia, ellos han cometido el crimen de creer que su patria saharaui, robada por Marruecos, tiene el derecho de ser patria, y que sus ciudadanos tienen el derecho de ser quienes son. ¿Qué solución le queda al pueblo saharaui? La solución, tan repetida y políticamente correcta de que sean “las propias partes implicadas quienes negocien pacíficamente el conflicto” ¿puede convencer a alguien? ¿qué puede aportar la parte invadida frente al poderoso invasor apoyado por grandes potencias occidentales? Al que su imagen de apertura le confiere la condición de país “bisagra” con el Magreb, a pesar de “pasarse por el forro” no sólo las resoluciones de Naciones Unidas sino también el respeto a los más elementales derechos humanos. Pero siempre puede amenazar no sólo con dejar de controlar la inmigración ilegal sino también la contención de células integristas en su territorio. Al margen de las insinuaciones sobre Ceuta y Melilla. ¿Acaso la moneda de cambio es el Sáhara?