Comentarios sobre la
secesión catalana. En ‘Al rojo Vivo’, Sardá le comenta a David Fernández,
portavoz de la CUP, lo contradictorio que resulta ver juntos los extremos
CiU+CUP en esta aventura, y visualiza positivamente la postura que tomaron ante
Pujol el regañador en el Parlament,
se fueron, y el apoyo presencial, durante la firma por Mas del decreto sobre la
votación del 9-N.
David Fernández, interviene
remarcando la existencia de contradicciones en sus posturas, como todo el
mundo, y dice que las van tratando a cada momento. Respecto a Pujol era inaguantable
la postura del corrupto echándolos la bronca; y durante la firma del decreto se
mantuvo allí firme pensando en los independentistas asesinados por el
franquismo y en los últimos asesinados por Franco del FRAP y Puig Antich.
El asunto catalano-español es complejo,
sin duda, a pesar de que las posturas y opciones estén definidas firmemente en
los laterales de ambos lados hay mucha gente con sentimientos contradictorios, identidades
que se cruzan, otras se rompen, preferencias antiguas que son cambiadas,
enemigos nuevos que aparecen, antiguos enemigos ahora aliados… precisamente en
este blog se opina intentando resaltar los aspectos complejos, sesgado más en
las contradicciones del lateral izquierdo, por mayor conocimiento. Lo cual
genera problemas, no crean.
En la contestación de David,
portavoz de CUP, surgen unas imágenes de represaliados por el franquismo, que
le reafirman su postura de unirse en los objetivos independentistas con CiU, lo
cual supone coaligarse y apoyar a una derecha similar al PP, en lo político y
económico, en lo religioso y en lo corrupto… que visto desde el otro lado del
Ebro generan inquietud, porque se acercan a los que apoyaron aquellas
represiones franquistas y se apartan de quienes lucharon contra ellas. El no lo
dice, pero da la sensación al escucharle, porque ya lo hemos leído y oído en
muchas ocasiones, como si la guerra civil y represión posterior hubieran sido producidas
de España hacia Cataluña, -hay una corriente soberanista que así lo enseña-.
Pero el Movimiento Nacional, el bando franquista en la guerra, tanto en apoyos civiles
como combatientes, lo integraban la mitad de los catalanes, -y vascos, etc.- contra
la otra mitad, al igual que ocurría en el resto de España.
De
aquella represión franquista posterior, formaban parte, la oligarquía
catalana y su burguesía, familias tradicionales y personalidades relevantes de
Cataluña, muchos de los cuales posteriormente fueron militantes de CiU y
familias de independentistas actuales. Como ocurrió en 1714, y en tantas
ocasiones históricas, también la represión era orquestada por la mitad de los catalanes
contra el resto de catalanes, y españoles. Aquellos bandos, ahora se olvidan,
lo cual extraña, y aparecen las contradicciones que cada cual gestiona como
puede, pero que ahí están, llamando la atención contra simplificaciones de
buenos y malos, o demócratas contra fachas, etc.
Antonio Muñoz Molina narra en ‘Todo
lo que era sólido’, Seix Barral, 2013, la experiencia directa de su
detención y encierro en la D.G.S. en 1974, motivada por las luchas en contra de
la ejecución de Salvador Puig Antich, en los estertores del franquismo;
aquellas movilizaciones de Granada, Madrid y toda España desaparecieron de la
historia catalana. Cuenta la extraña sensación que le produjo ver la película
que se hizo sobre ello en el año 2006, un ejemplo de la manipulación xenófoba a la que
someten los hechos el soberanismo, que resulta útil para pensar como se pudo
hacer en el pasado, más allá de nuestra memoria, y esclarecedor de cómo se
fabrican las identidades.
‘Las únicas protestas que aparecían
pasaban en Cataluña. Las víctimas, los buenos, eran catalanes y hablaban en
catalán. Los policías, los militares, los ejecutores, hablaban en español. No
era una historia de fascismo y antifascismo, sino de españoles contra
catalanes. O más exactamente: ser español y ser fascista era tan congénito como
ser catalán y estar limpio de complicidad con la dictadura. Nadie que no fuera
ostensiblemente catalán mostraba la menor humanidad…Los manifestantes que
gritábamos y corríamos en Madrid perseguidos por los caballos y vigilados por
los helicópteros de la policía no habíamos existido…Los carceleros, los
policías que interrogaban y torturaban a Puig Antich, tenían en la película un
acento andaluz de caricatura.’…
‘Primero se hizo compatible ser de
izquierdas y ser nacionalista. Después se hizo obligatorio. A continuación
declararse no nacionalista se convirtió en la prueba de que uno era de
derechas. Y en el gradual abaratamiento y envilecimiento de las palabras bastó
sugerir educadamente alguna objeción al nacionalismo ya hegemónico para que a
uno lo llamaran facha o fascista.’