Como menciono en el título de esta entrada, me gustaría destacar en este post tres historias que me han parecido deliciosas en muchos sentidos y que además, tienen una cosa en común: la música que impregna todo el metraje no es una banda sonora más de acompañamiento, sino que es sin duda una protagonista más de la historia.
Es un elemento diferenciador que hace que sus protagonistas fluyan a un ritmo determinado y que tiene el poder de transmitir muchísimas emociones con apenas unas palabras. Es una filosofía de vida para unos personajes que se agarran a ella tanto en sus momentos de perdición como de salvación. Es, en definitiva, la prolongación de unas vidas que sin ella, no serían lo mismo.
* Alabama Monroe - Felix Van Groeningen - 2012
Nominada a Mejor película de habla no inglesa en los Oscar 2013 este drama de alto voltaje tiene una banda sonora tan carismática como los protagonistas de su historia. Ella, tatuadora de profesión y libre de pensamiento; él, interprete de un grupo country y alma solitaria sin creencia ninguna. Dos polos opuestos que a pesar de sus diferencias se enamoran a primera vista y completan su historia de amor con el nacimiento de su hija Maybelle.
La historia de Didier (Johan Heldenbergh) y Elise (Veerle Baetens) no es fácil y su crónica no sería tan verídica de no ser por el feeling tan abrumador que muestran ambos personajes en sus diferentes etapas. Las canciones acompañan e identifican en cada instante los trágicos acontecimientos que les toca vivir; momentos que nos sirven para identificar las diferentes formas que tenemos las personas de afrontar las peores situaciones.
* A propósito de Llewyn Davis - Joel & Ethan Coen - 2013
Los míticos hermanos Coen nos trasladan al Nueva York de los 60 para descubrir la historia de un joven cantante de folk (Oscar Isaac) que lucha por ganarse la vida como músico. Una pasión que le llevará a no tener rumbo fijo y un futuro poco prometedor.
La música en este contexto nos aporta la nostalgia que vive el personaje al truncarse su sueño y la pérdida de esperanza por volver a recuperar la ilusión. Si a esto le sumamos una magnifica ambientación, el estilo nos sumerge profundamente en la época en la que se iniciaba una nueva evolución cultural.
* Begin Again - John Carney - 2014
Y no salimos de Nueva York. De los años 60 pasamos a la actualidad y pese al paso del tiempo, muchas cosas tienen la misma esencia. La primera y fundamental es que todavía existen músicos ajenos a las grandes compañías que renuncian al éxito comercial por mantener su personal visión de la música. Tampoco se nota apenas diferencia en los locales que sirven de plataforma para todos aquellos artistas que quieren darse a conocer en la Gran Manzana.
Una historia sencilla, emotiva y romántica a más no poder y que nos deja un importante mensaje: la creatividad es el mejor recurso cuando los medios son escasos. Gretta (Keira Knightley) y su representante (Mark Ruffalo) a través de la música indie liberan las cargas emocionales que desde hacía tiempo les tenían atenazados. Un claro ejemplo de cómo la música puede servir de bálsamo para aliviar el alma.