Ha fallecido Alan Rickman, actor británico que, según en que trabajo se le recuerde, define la veteranía del cinéfilo, pues su carrera la inició en los setenta del pasado siglo y se extiende hasta la actualidad, pendiente de estreno, todavía.
Cuando dí un repasito a la Gente de Smiley, años después de verla en la tele, comprobé que un joven Alan Rickman ya tenía una breve aparición en un capítulo: coincidir en los inicios con el maestro Alec Guiness fue casi una premonición:
Eso era en 1982: seis años más tarde se dió a conocer mundialmente por el sonoro éxito de La jungla de cristal, en la que compuso el personaje de un villano que traía de cabeza a un Bruce Willis que gracias a un malvado semejante pilló un héroe para muchos años...
Eso fue en 1988 y a partir de ahí el rostro de Alan Rickman y su voz (para los que han tenido la suerte de escucharle en v.o.) dejaron de ser conocidos llegando a convertirse en una figura habitual en todo tipo de películas, siempre ofreciendo contrastada fiabilidad en su trabajo de intérprete, quizás desenvolviéndose mejor en caracteres de malos tipos, incluyendo aquellos que dependen del trazo de un dibujante, no en vano Rickman, gracias a su voz y al dominio de la misma, era de ése grupo de intérpretes que consiguen seducir al cinéfilo sin ofrecer su presencia al cien por cien, en ocasiones, incluso, entonando:
Eso era en el año 2000 y era la primera vez que prestaba su voz a un personaje animado, pero no la que se atrevía a entonar unas notas musicales con más o menos gracia, porque ya lo había hecho en 1990:
Años más tarde, le vimos nuevamente componiendo un malvado en una película que ya tratamos oportunamente aquí y también pudimos comprobar que a pesar que su voz de forma natural había bajado algo de tono, seguía infundiendo ira incluso en los que le acompañaban en un insólito dueto:
Eso era en 2008, en lo que algunos malintencionados llamarían un descanso en las maldiciones varias, pero eso ya es otra historia.
A veces, hace falta que uno se muera para que nos demos cuenta de la bondad de su presencia...
Descanse en paz Alan Rickman.