Ha llegado el momento de poner el despertador. Vuelta a los madrugones, a levantarse para estudiar, a vivir pegado al reloj para aprovechar cada minuto de estudio, y cada segundo de tiempo libre, que durante las próximas semanas se reducirá a eso, segundos.
Hoy he empezado a estudiar oficialmente para los exámenes de enero/febrero. Mi primer examen es el martes 18, y bueno, podría haber comenzado antes, pero creo que aún tengo tiempo. Lo peor vendrá después, cuando se me agolpen seis exámenes más, y tenga que sortear a cual me presento, y a cual no...
Por lo pronto, esta mañana ha sonado el despertador a una hora prudente: Las 9:00. Aspiro a poder ir adelantando progresivamente la hora de levantarme, pero para ser el primer día, no está mal. De todos modos yo tampoco suelo necesitar despertador. No sé si os habré dicho alguna vez que tengo como un reloj interno que me hace despertarme en torno a la hora que me planteo la noche anterior. Y no suelo fallar... Pero claro, los primeros días de madrugón, cuando aún no tengo práctica, necesito el despertador para que cumpla esas funciones... si no, imposible.
Como decía, ha sonado el despertador a las 9:00. Lo he parado, y me he puesto a remolonear entre las sábanas, esperando que volviese a taladrarme los oídos a los cinco minutos. Y así ha sido. Lo he detenido de nuevo, y me he dicho a mí mismo que por unos minutitos más no iba a pasar nada... Después, ha vuelto a saltar la alarma por última vez. He presionado el botón que la para definitivamente, y... ¿adivináis a qué hora me he levantado? A las 10:00!! Sí, el primer día, el plan no ha tenido el efecto deseado. Me lo tomaré como período de adaptación...
Por todo esto, hoy me siento taaan identificado con este grandioso cortometraje... xD