Opinión personal:Cuando conocí la existencia de este libro, me entraron unas irrefrenables ganas de leerlo. Su sinopsis, su título, su portada... todo en él captaba mi atención, sabía que tenía algo que me incitaba a leerlo. Y la sensación tras haber disfrutado de su historia, ha sido buena.
Para empezar, me costó un poco habituarme al estilo del autor. Durante los primeros capítulos de la historia me encontraba algo perdida, y no me avergüenza reconocer que tuve que releer las primeras páginas un par de veces, porque sentía que había algo que se me escapaba. Podría decirse que el comienzo de la historia me pareció algo raro, pero según fui avanzando, la cosa mejoró bastante.
Michael, el protagonista de esta historia, es un niño que acaba de mudarse de casa y de barrio, además, acaba de convertirse en hermano mayor. La figura de este personaje me ha parecido muy tierna e inocente, un niño repleto de bondad y curiosidad... en resumen: me ha encantado. Por otro lado tenemos a Mina, su nueva vecina y amiga. Mina es una niña muy curiosa, tiene la misma edad de Michael pero no va al colegio sino que estudia en casa. Además, es un poco sabelotodo y repelente en algunas ocasiones, pero ese toque que la da el autor me ha gustado. Y por último -aunque aparezcan otros personajes más a lo largo de la historia, como sus padres, profesores y compañeros de clase-, está Skellig, un personaje extraño y especial.
-¿Para qué sirven los omóplatos?-pregunté.
-¡Oh, Michael!-exclamó.[...]-Dicen que los omóplatos era donde antes tenías las alas, cuando era un ángel-dijo-. Dicen que, algún día, volverán a salirte en ese mismo sitio.
La trama, en general, es la de una historia triste, bonita y esperanzadora, donde se aprecia la incertidumbre de una familia al vivir como el más pequeño de sus miembros sufre una enfermedad y no pueden hacer nada salvo esperar y mantener la fe. Y el tener a un niño como protagonista le da otro enfoque totalmente diferente y que, personalmente, me ha gustado mucho.
El estilo del autor, aunque, como decía antes, me costó un poco adaptarme a él, acabó gustándome. Contiene mucho diálogo en cada una de sus páginas, pero sin dejar de lado las descripciones cuando estas son necesarias. En sí, es una historia amena y ligera, con capítulos breves, que se lee con bastante agilidad.
Del final solo puedo decir que es agridulce, de esos bonitos y tristes, todo a la vez. Tiene un final feliz, pero también una consecuencia triste. Aunque me quedo con la moraleja que he sacado de la historia: no hay perder la esperanza en los momentos más difíciles, por muy oscuro que lo veamos todo, porque siempre hay un pequeño rayo de sol que aparecerá cuando menos lo esperemos.
Alas para un corazón esta narrado con la inocencia, bondad e ingenuidad que solo un niño posee. Una historia conmovedora, hermosa y esperanzadora que deja huella.
Puntuación: