Foto de Internet. ¿Qué habrá en la maleta?
Hay un enorme tufillo a estiércol en toda la comunidad autónoma Andaluza, otrora candidata a ser la California española y en la actualidad perfecta copia del engendro sucialista cubano-venezolano con el Butanero Valderas cómo máximo exponente de lo que podemos llegar a ser los andaluces, nada. Un tufillo que no viene de bestias, que no viene ni siquiera de toda la porquería que, en éstos tiempos de estío, producen nuestras maravillosas zonas turísticas. Un tufillo que emana directamente de las sedes de esa Junta de Andalucía que tiene su cargo la zona más poblada de España mientras que el paro, la desigualdad, el analfabetismo, campan a sus anchas. Un tufillo que no viene por el hecho de ser la región más tercermundista de Europa, estar a los píes de los caballos a nivel industrial o simplemente tener unos niveles de dependencia económica subvencionable superior a la media Española. No, ese tufillo es de la cagalera que produce el mencionar en vano un simple nombre, Alaya
Pañales para San Telmo.
Griñán ha puesto tierra de por medio dejando lo mejorcito que tenía que, en verdad, no era mucho. Susanita Diaz es el parche mojado que se pone para aguantar una vía de agua imposible de contener. Y eso que estamos en el país donde todas las leyes protegen a los politicastros y masacran a los ciudadanos que trabajan manteniendo en medio una ingente capa de estómagos agradecidos que sirven de colchón vía enchufe o subsidio. Aún así, Alaya está haciendo su trabajo y visto lo visto, viendo cómo se amplían las ampollas en la judicatura, debe de ser que lo está haciendo bien, excesivamente bien, dejando a sus compañeros de carrera cómo lo que son, parte de una Casta subsidiaria de la politicástria para la que manchar a un político es cavarse la tumba. Justo lo que Alaya llevahaciendo ya unos años. Cavarse una profunda tumba por cumplir con su obligación. Así funcionan las cosas en éste país.
Lo gracioso es que el Monstruo que supone la Junta, cómo el que supone cualquier ente que, en éste país se alimente del dinero que nos sustraen a diario a los ciudadanos que cumplimos con nuestras obligaciones, se retroalimenta continuamente de sí mismo. El Estado Autonómico es un gran coladero en el que, de vez en cuando, algún forúnculo estalla y surjen cosas cómo Gürtel, Invercaria, Palau, MercaSevilla, Campeón o Arena. Granos plagados de pus que, sin embargo, unos, más a la siniestra, saben aprovechar mediáticamente para influir en una población diezmada moral y mentalmente y otros, mas a la diestra, no sólo no saben aprovechar sino que son especialistas en tragárselas dobladas. Y en medio gente cómo la juez Alaya. Alguien que cada vez está siendo más atacada por aquellos a los que anda investigando y que quizás no tendrá un buen fin, cómo no veremos a ningún politicastro en prisión pero que, al final, demostrará que si que queda gente en la que merece confiar.
Carrera hacía ninguna parte.
Al final, cómo todos los casos de corrupción de Españistán, el tema de los EREs quedará en nada, con cuatro pringados en prision y sus verdaderos cerebros y ejecutores ocupando sus despachitos oficiales y yendo de casa a la oficina en coche oficial. De ahí que la jueza Alaya debiera comenzar a replantearse su carrera judicil y empezar a pensar en meterse en política. Ya se sabe que si no puedes vencer a tu enemigo es mejor que te unas a él. En España, la especie depredadora social por excelencia es el politicastro y salga lo que salga, la jueza pierde. Que al final tiene razón y entruya a veinte o treinta politicastros, tranquila que a la semana serán indultados y ya se sabe que los de la Casta son vengativos por defecto. En cuanto toquen poder de nuevo a l carga contra ella. Que no tiene razón, no se preocupe señoría que será apartada de todo lo que pueda ser constitutivo de tocarle los huevos al político de turno. Así que ya sabe, no se hga el lío y unasé al enemigo. Hágase politicastra y quien sabe, quizás perdamos un juez y ganemos un gran Presindente del Gobierno.