Desnudo de mujer
Joaquín Sorolla, 1902
Alba se sabe protagonista de muchas quimeras enquistadas.
Su lozanía se perpetúa más allá del tiempo, pues nada hay que permanezca tan vivo en el alma de un artista, como la imagen idolatrada de un amor imposible.Alba desnuda, rabiosamente bella, voluptuosa y distante, atrapa el alma del visitante del museo.Texto: María Isabel Machín García