Alberto Chimal: «Ninguna fantasía es más que una construcción del lenguaje» | Juan Romero Vinueza

Publicado el 15 noviembre 2017 por Iván Rodrigo Mendizábal @ivrodrigom

Por Juan Romero Vinueza

(Publicada originalmente en revista digital Liberoamérica, el 12 de septiembre de 2017)

Juan Romero Vinueza (Quito, Ecuador, 1994) Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Sus poemas y cuentos han sido publicados en antologías y revistas físicas y digitales en México, Chile, Perú, Ecuador, Argentina, Colombia, Venezuela, Guatemala, Estados Unidos y España. Artículos suyos han sido publicados en Entremares Magazine, Casa Palabras, La Barra Espaciadora y Rocinante. Tiene una columna de opinión en el diario La República. Colabora como redactor y traductor en la revista POESÍA de la Universidad de Carabobo (Venezuela) y en Jámpster (Chile). Maneja el blog de poesía hispanohablante Cráneo de Pangea. Ha publicado «Revólver Escorpión» (Editorial La Caída, 2016). Compiló, junto con Abril Altamirano, el libro «Despertar de la hydra: antología del nuevo cuento ecuatoriano» (Editorial La Caída, 2017), obra que fue ganadora del incentivo de los Fondos Concursables 2016-2017, organizados por el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador. Mail de contacto: jromero09@hotmail.es

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

Entrevista realizada al escritor mexicano Alberto Chimal en torno a la reedición de su libro La ciudad imaginada (Editorial El Conejo, Ecuador, 2017), su obra en general, la literatura fantástica, la era digital y los talleres literarios.

La ciudad imaginada (Editorial El Conejo, 2017)

Juan Romero Vinueza (JRV): En los cuentos La ciudad imaginada, Mesa con mar y Mogo se advierten dos mundos que están atravesados “fantásticamente” y que alteran la noción de la supuesta realidad que se presenta. ¿Por qué utilizas este recurso?

Alberto Chimal (AC): Porque me es útil para lo que esos textos quieren decir. El recurso de lo fantástico sirve para producir situaciones que no se podrían dar en un entorno realista y que a su vez permiten ensayar, poner a prueba, aspectos del comportamiento o el pensamiento humanos que no se manifiestan fácilmente, o que están ocultos por nuestras respuestas habituales a lo que juzgamos lo “normal”, lo “posible”.

JRV: En los cuentos La balanza y Corredores la voz narrativa crea a un interlocutor que hace eco de que el texto es fragmentario, está inconcluso o ha sido suprimido por un tercero. ¿Cuál es la necesidad de crear un texto que se suprima, se fragmente o se borre a sí mismo?

AC: Aquí cada cuento tiene un propósito distinto. En el primero quiero jugar al “texto encontrado”, a la creación de lo fragmentario como falso signo de “lo verdadero” (del mismo modo que el cine utiliza las texturas del video y los encuadres movidos o desenfocados para dar una impresiónde “verosimilitud”). En el segundo el gesto quiere aludir a la infinitud del sueño (o pesadilla) que es el mundo narrado.

JRV: En Variación sobre un tema de Coleridge hay tres personajes que se preguntan, se responden y no se pueden ocultar las mentiras. El texto es una reinvención de Coleridge o de Borges -o ambos- y me generó una inquietud: ¿el personaje se ve en un espejo y comprueba si dejó de ser el mismo que antes fue o ve y constata que logró o no logró ser lo que alguna vez se propuso?

AC: Eso queda fuera del texto y para la imaginación de los posibles lectores, así que no podría decir mucho más. En cualquier caso la inspiración del texto es en efecto un texto, “La flor de Coleridge”, de Borges, en el cual se encuentran los dos escritores y la noción de un objeto que pudiera ser prueba de la realidad de un sueño o una crisis fantástica, como el teléfono celular de un doppelgänger.

JRV: Las batallas es el cuento más realista de la compilación. Aquí el único referente de “fantasía” lo encuentro en las regresiones que se le realizan a una de las protagonistas. ¿A veces, la fantasía está viva en la realidad cotidiana?

AC: Yo diría que siempre, porque ninguna fantasía es más que una construcción del lenguaje: una enunciación que se formula en un entorno real por una persona real.

JRV: En Manuel y Lorenzo se muestra la realidad virtual como eje motor del texto. Además, se presenta a dos personajes con una malicia muy grande y que se conocen, habitan y realizan sus maldades en internet. ¿Este cuento refleja la otra cara de la nueva era digital o es una actualización de los monstruos que han atormentado al hombre?

AC: Puede ser ambas cosas a la vez. Si algo nos ha enseñado el último par de años es que las conductas humanas más monstruosas pueden aparecer en la vida real estimuladas y protegidas por comunidades en línea. Los monstruos de las leyendas urbanas en línea (las llamadas creepypastas) son una actualización de los monstruos del pasado a los nuevos medios, pero la explotación, el odio y la desinformación (que lleva a la superstición y el fanatismo) se pueden manifestar incluso separadamente de ellos.

JRV: El señor de los perros, todos los personajes son femeninos y están hablando sobre un personaje masculino. Me llamó la atención que Julián, el personaje principal, nunca tenga oportunidad de decir nada ni de defenderse de lo que se dice de él…

AC: Es una reversión deliberada de incontables historias donde los hombres hablan de las mujeres sin que éstas reciban la voz.

JRV: La mujer que camina para atrás es un cuento que tiene relación con leyendas urbanas populares de México, como la existencia de almas en pena que murieron en el terremoto. ¿La literatura fantástica también se nutre de esas leyendas tradicionales de cada país?

AC: Por supuesto. Siempre se escribe, como decía, desde un entorno particular. Ese entorno es social y político, desde luego, pero también mental. Las historias que una comunidad se cuenta son inevitablemente parte de la base de historias posteriores.

Obra en general

JRV: Te has desempeñado principalmente en la narrativa: novela, cuento y microcuento. ¿Cuál es la diferencia que encuentras en la escritura de cada uno de estos géneros?

AC: Curiosamente, más díscolo y absorbente es la minificción, no el cuento ni la novela. Es fácil dejarse absorber por el ritmo rapidísimo de la creación breve (sobre todo si se hace en línea) y difícil salir de él. Hay quienes no lo logran. En el otro extremo, la novela exige concentración y, en ciertos momentos de su hechura, esa concentración puede llegar a ser total, pero es un solo acto creativo, por prolongado que resulte.

JRV: ¿De dónde nace la inclinación por la minificción o el microrelato? 

AC: Algunos de los primeros libros que leí, en la infancia contenían minificciones, aunque no etiquetadas como tales: simplemente estaban injertadas entre textos más extensos. Mi primera impresión de su forma, por lo tanto, era que podía servir, como puntuación, como medio decontraste alrededor de otros textos. Fue de mis primeros descubrimientos conscientes de un aspecto técnico de la escritura. Además, claro, la concreción de la minificción es fascinante por sí misma.

JRV: La minificción en tiempos de brevedad y fugacidad: ¿crees que las nuevas generaciones están más atraídas hacia las narraciones con un formato corto, como el de Twitter (140 caracteres o, incluso, menos), como se evidencian en tus libros 83 novelas o El viajero del tiempo?

AC: Me parece que las nuevas generaciones están más atraídas por el video, y de hecho el video como herramienta de afirmación y promoción personal, que por cualquier forma de escritura o de narrativa. Sin embargo la brevedad de la minificción sí llama la atención de muchas personas, simplemente porque se adecua a nuestra capacidad reducida de atención y de concentración. Es una facilidad que rara vez se utiliza para ampliar las posibilidades del medio, desgraciadamente.

Concepción literaria de lo fantástico

JRV: ¿Cuál es la diferencia entre lo que llamas “literatura fantástica” y “literatura de la imaginación”?

AC: La segunda denominación la inventé, con apoyo de algunos amigos y colegas en México, un poco por desesperación: me parecía que el término antiguo estaba cooptado por las grandes empresas de medios y ya no se utilizaba para designar el campo amplísimo de posibilidades de la imaginación fantástica, sino sólo algunos subgéneros narrativos y cinematográficos hechos en Estados Unidos o Europa. Se propuso para intentar recuperar espacio para ciertas posibilidades de escritura y lectura que van en otras direcciones de lo que puede hacer un texto descendiente de Tolkien o de Rowling.

JRV: La tradición hispana ha estado -o ha intentado estar- más apegada al realismo, a diferencia de la anglosajona (Poe, Stevenson, Lovecraft, Bradbury, etc.). ¿Cómo afrontar el pensamiento del lector que, muchas veces, piensa que la narrativa fantástica o la sci-fi es un género menor? ¿Cómo ves a la literatura fantástica en Latinoamérica?

AC: La veo más interesante y más extraña de lo que se podría suponer. Para empezar, habría que hacer a un lado la idea de que es un “género”, menor o de cualquier otro tamaño. Se podría defender la idea de que lo ha sido en otros lugares: de que en otras circunstancias y contextos sociales e históricos ha sido un conjunto homogéneo de textos, reconocible para lectores de esas sociedades, pero en América Latina nunca ha sido así, porque las obras que etiquetamos como “fantásticas” nunca han estado respaldadas ni homogeneizadas por las exigencias de un mercado. Los “géneros” entre nosotros han sido otros, desde la novela política hasta la autoayuda o, actualmente, el libro firmado por alguna celebridad de YouTube.

Y para seguir habría que preguntarse si lo que se publica en América Latina se conforma siempre con repetir lo que se publica en otros lugares, y la respuesta también es que no. Hay obras en las que imaginación fantástica aparece en configuraciones diferentes de las que llega a tener en otros países e incluso como elemento secundario, no dominante, en textos etiquetados de otras formas. El gran ejemplo mexicano de esto es Pedro Páramo, novela sobre la revolución, la historia, etcétera, pero en la que en ciertos momentos hablan los muertos.

JRV: Existen varios representantes latinoamericanos en cuanto a narrativas de corte fantástico, tales como: Juan Rulfo o Juan José Arreola, en México; Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares en Argentina; Mario Levrero, en Uruguay; Santiago Páez, en Ecuador, por poner unos ejemplos rápidos… ¿Podrías recomendarnos otros autores que conozcas y consideres necesarios?

AC: Entre muchos más, y restringiéndome a autores vivos y de acceso relativamente fácil, están Angélica Gorodischer, Griselda Gambaro y Mariana Enríquez en Argentina; Jorge Baradit y Francisco Ortega en Chile; Edmundo Paz Soldán y Liliana Colanzi en Bolivia; Yoss en Cuba; y acá en México, Bernardo Esquinca, Verónica Murguía, Karen Chacek… Un censo parcial de autores mexicanos interesados en la imaginación fantástica está en un sitio en el que participé: http://imaginacionmx.tumblr.com.

Literatura y era digital

JRV: Las herramientas tecnológicas cambiaron la manera de entender el mundo para siempre. ¿Esto podría cambiar también las formas en que se entiende a la narración en sí? ¿Qué opinas de nuevas tendencias y lenguajes? ¿Crees que aportan o le restan a la literatura? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas qué encuentras?

AC: Creo que las herramientas y lenguajes actuales, como todos los usados con anteriores, no sólo cambian la literatura sino que son lo que le da forma. Hay ciertas posibilidades que se abren gracias a ellos, y otras que se cierran. La principal desventaja, me parece, es la forma en la que dificultan la lectura concentrada y extensa, y la principal ventaja es la posibilidad que (todavía) ofrece de un medio más democrático y horizontal.

JRV: Llevas un blog donde subes tanto información y material escrito por ti y sobre tus publicaciones, recomendaciones literarias y talleres, así como cuentos de otros autores. Al ver esto, automáticamente, pienso en ¿qué será del libro impreso? ¿crees que seguirá con vida o el libro digital lo va a aniquilar?

AC: No parece que vaya a ser aniquilado. Esa idea tomó fuerza en la década pasada, pero las estadísticas de uso reciente del libro digital la desmienten hasta cierto punto. Yo creo que habrá, como antes, coexistencia de medios originados en distintas épocas.

Talleres literarios

JRV: Los talleres de escritura creativa han tomado mucha fuerza en EE. UU., incluso, como carreras universitarias. Sin embargo, creo que muchas veces se confunde el “taller” con “clases de cómo ser escritor”. ¿El taller literario forma, necesaria e infaliblemente, buenos escritores?

AC: No, por supuesto. El taller –si es bueno, si se planea y ejecuta de manera informada y responsable– puede ser un entorno muy útil para el aprendizaje, pero no puede ni debe ofrecer garantía alguna.

JRV: En el taller literario existe el riesgo de que el quien infunde el taller siga ciertas “normas” de escritura y caiga en una repetición metódica. ¿Cuál crees que es la mejor manera de explotar los intereses y el talento individual de los alumnos?

AC: Acompañándolos en el descubrimiento de sus propios procesos y de las herramientas y técnicas que mejor puedan servirles.

JRV: Dictas talleres literarios en México ya varios años y ofrecerás uno en Quito, los días 22 y 23 de septiembre. ¿Cuál va a ser tu forma de trabajo con los alumnos? ¿Cómo se lleva a cabo el taller? ¿Hacia quiénes está orientado?

Este taller está orientado a personas que ya se encuentren escribiendo y con textos terminados. Nos dedicaremos a hablar del proceso de revisión y corrección de textos, incluyendo ejercicios alrededor de las dificultades más comunes que se encuentran al revisar un borrador.



Alberto Chimal (Toluca, México, 1970)

Escritor mexicano. Fue finalista del Premio Internacional Rómulo Gallegos en 2013; ganador de los Premios Nacionales Colima de Narrativa 2014, San Luis Potosí de Cuento 2002, otorgados por el Instituto Nacional de Bellas Artes y el premio “El mejor teatro para niños” de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Es autor de la novela Los esclavos, los libros de cuento Los atacantes, Historia siniestra, El viajero del tiempo, El último explorador, Grey, Éstos son los días, 83 novelas y Gente de mundo, entre otros, y de los libros de ensayo La cámara de maravillasLa generación Z, así como el manual de escritura narrativa Cómo empezar a escribir historias, derivado de su experiencia como profesor y tallerista desde los años 90.

Es conocido por su trabajo de creación y difusión de la narrativa de imaginación fantástica, y se le considera una figura importante de la escritura por medios digitales en México: su trabajo en línea ha dado origen a libros y ensayos de investigación y también a proyectos virtuales como Día Común, #MuchosPasados y #CiudadX, presentados en festivales internacionales como #TwitterFiction (EE.UU.), CiudadMínima(Ecuador) y el Encuentro Internacional de Escritura Digital (México). Actualmente mantiene su sitio web: www.lashistorias.com.mx, y un canal de vídeos con su esposa, la escritora Raquel Castro, llamado Alberto y Raquel.

Textos suyos han sido traducidos al italiano, inglés, alemán, francés, húngaro, hebrero, mixe, mixteco, zapoteco y esperanto.


Archivado en: Entrevistas Tagged: Alberto Chimal, Angélica Gorodischer, Bernardo Esquinca, Edmundo Paz Soldán, Francisco Ortega, Griselda Gambaro, J.K. Rowling, J.R. Tolkien, Jorge Baradit, Karen Chacek, Liliana Colanzi, Lo fantástico, Mariana Enríquez, Monstruos, Verónica Murguía, Yoss