Revista Comunicación

Alberto Nahum García y las descargas audiovisuales de la red: no hay "robo" y hay ganas de "poder comprar"

Publicado el 21 febrero 2011 por Noblejas

Alberto
Alberto Nahum García ha escrito una magnífica entrada en su blog Diamantes en Serie, uno de los mejores en castellano sobre series de televisión.

La entrada se titula Vale, hablemos de descargas. Y habla de descargas de películas y series de televisión de la red. Con claridad, precisión, documentando y razonando cada cosa, sin entrar en tecniquerías jurídicas, o éticas o políticas o industriales (a las que reenvía).

El texto es largo, porque el asunto merece ser tratado con un mínimo de parsimonia para hacerle justicia y que ésta salga a flote del texto.

Ha ideado un sistema de "autoentrevista" o diálogo consigo mismo que resulta muy eficaz y clarificador, porque no quedan cosas en el tintero. Y porque así quedan puestos los puntos sobre las íes (que no son pocas) en este curioso asunto, al menos en su versión española y a la luz de las persistentes campañas políticas y de opinión en torno a la aprobación parlamentaria de la ya famosa y penosa "ley Sinde", sambenito que la ministra de tal apellido maldecirá, pero que se llevará consigo a la tumba.

Recomiendo leer de cabo a rabo, sin picoteos por aquí y por allá, el texto escrito por Alberto. 

Aquí siguen algunos párrafos selectos, sólo para abrir boca:

    (...)

-¿Cree que está mal o es éticamente reprobable descargarse una serie? 

No.
-¿Considera la descarga de un capítulo un robo, como arguyen algunos creadores? 

Por supuesto que no.
-Hombre, si las respuestas son monosílabos, apague y vámonos. 

Tiene usted más razón que un santo. Solo quería dejarlo bien claro: compartir archivos no es un robo; es compartir archivos. En la batalla se ha perdido hasta el concepto de tautología. Al igual que prestar un libro no es un robo, es prestar un libro. La diferencia es que ahora el soporte físico ha perdido vigencia (cosas del progreso, qué le vamos a hacer) y estamos ante un caso de realidades intangibles, inmateriales. Ahora los intercambios se hacen por Internet, en versión digital y sin que se pierda la copia original al duplicarla.
-Entonces, ¿por qué Javier Bardem establece la comparación con una verdulería y la hace análoga a la Red? 

Pues no lo sé, amigo. Quizá para reiterar que es mucho, muchísimo mejor actor que pensador. Como recordaba Vargas Llosa, al hilo de Céline, el talento artístico puede convivir perfectamente con "la ceguera" "y los extravíos políticos, cívicos y morales". Pero lo más inquietante es que tanta gente de talento, la Cultura, establezca comparaciones similares...
-Vale. No son manzanas. Pero son ideas. ¿No se están robando ideas al descargarse algo? 

No, no se están robando ideas. Las ideas, por reproducirlas, no se roban. El fluir de las ideas no las cambia de dueño. Si no, aún seguiríamos en la Edad de Piedra, me temo. Este vídeo explica mejor que mil palabras las falacias del derecho de copia en la era digital.
-Vaaale. Puedo aceptar que, así visto, no se roban ideas. Pero, ¿qué pasa con los derechos de autor, la propiedad intelectual, el copyright y la "monetización" (por usar el anglicismo) de esa obra artística? 

La autoría sigue intacta. El plagio es condenable, por supuesto. Nadie niega (yo no lo hago) el derecho moral de un autor sobre su obra: la paternidad (protección contra el plagio) y la integridad (contra alteraciones no autorizadas de su obra). Lo que me resulta más discutible es el copyright, como explican en este excelente artículo. Hay alternativas al copyright mucho mejor adaptadas a los tiempos.

(...)

-Bah, todo esto me suena a ideología barata, excusas para no pagar. 

Le reitero que sí pago. Lo que ocurre es que no pago como quiere la industria que pague. Antes no podía elegir; ahora sí. De forma legal, insisto. Así que, ¿no es más fácil que los creadores preocupados por estos temas y el lobby cultural se afanen en gastar energías buscando modelos de negocio atractivos para alguien como yo? Hollywood ya está ideando opciones para EuropaUltraviolet. Se adaptan al progreso, en lugar de frenarlo. Sí, soy alguien que ama el cine y jamás verá -¡¡qué asco!!- una película en screener, con imagen y sonido deficiente. Soy un usuario dispuesto a pagar mucho más que Netflix, que me parece tirado de precio para todo lo que ofrece. ¿Qué más me da que mi Paypal vaya a Rapidshare que a Universal? Si me lo ponen igual de fácil, pago, claro que pago. La tendencia es imparable. Pago por comodidad, rapidez, disponibilidad, multitud de contenidos, facilidad de acceso, archivo, etc. De eso se trata. También podría optar por ir en carro de caballos, como los Amish, y conduzco un coche. También podría no tener correo electrónico y seguir abonado al postal. "Progreso" lo suelen llamar. A mí me encanta que los creadores ganen dinero, mucho dinero a ser posible, para que hagan cada vez mejores productos y las series que veo tengan mejor acabado técnico y puedan contratar a tres mentes guionistas en lugar de dos. ¿Cómo no voy a querer pagar? Pero tendrán que bajar los precios y, sobre todo, ponérselo fácil al consumidor. Si, además, no lo insultaran una y otra vez y abandonaran este demoledor decálogo, bueno, entonces ya sería la bomba.
-Con esa adaptación empresarial que cacarea, el vendedor de discos perderá su empleo, el videoclub cerrará y los cines se despoblarán. 

¡Y vendrá el Apocalipsis y se tragará la Tierra! ¡No hombre, no! En un entorno donde la copia privada puede ser ilimitada -para la copia con lucro que sigan actuando los tribunales, como han hecho hasta ahora- la industria cultural debe adaptarse... o morir. Ley de vida. Saldrán nuevas profesiones y oportunidades de negocio, seguro. Lo único que muere es una determinada forma de entender la industria cultural, saturada de mediadores entre la creación y el consumidor del contenido.

(...)

 ¿Propone que la industria cultural se una al enemigo? 

En efecto. Primero: porque no es el enemigo, sino su cliente. Segundo: porque muchísima gente está dispuesta a pagar si los servicios son rápidos, de calidad, fiables y, si es necesario, con valor añadido(información detallada, discusión crítica, creación de comunidad, etc.). Habrá quien siga comprando CDs o DVDs como hay quien continúa comprando vinilos; muchos seguirán yendo al rito colectivo del cine a pesar de los horroros de doblaje y los pelmazos de los móviles; otros iremos solo por hacer un plan con los niños o, por ejemplo, cuando el cine ofrezca algo que no tengo en casa (el dichoso 3D); habrá quien se seguirá comprando el pack de Perdidos para tener el mapa y el juego de Jacob y habrá otros muchos que querremos disfrutar la serie sin más.
-¿La oferta actual online "legal" no le parece suficiente?

No, no lo es. Está a años luz de serlo. Para televisión anglosajona no hay nada. Porque he intentado comprar capítulos online en Amazon, lo juro, pero hay restricciones espaciales. Es imposible, vamos. Lo ideal para un tipo como yo sería un Netflix extendido a Europa. Ya existe algo así para ver la NBA tiene tirón a pesar de competir con descargas gratuitas; otro ejemplo más que desmonta mitos. En cine, en España, es otra cosa: aquíresumen la oferta. Propuestas interesantes como FilminFilmotech,Mubi aún necesitan más desarrollo, pero apuntan mucho potencial. ¡Ahí es donde habría que invertir y hacer lobby! O atacar directamente al usuario donde más le gusta: ¿por qué no estrenar simultáneamente una película en las salas y en un portal de internet? Yo también preferería descargarme algo de amenabargratis.com que de pelisyonquis.org. Si hay un negocio, ¿por qué no ir a por él? Si la distribución y la exhibición no pueden competir con los salones de casa, ¿por qué empeñarse en llevar a la gente a los multicines? ¡Con lo cómodo que se está estirado en el sofá!


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