Camino Viejo de Altea 51 03581 Playa del Albir - Alfaz del Pi (Alicante)
Habitación: 506
Fecha de entrada: 12/12/2018 Tarifa: A mitad de camino entre la playa y el centro de la población, ubicado en una enorme rotonda llena de centros comerciales, supermercados, restaurantes... Una curiosa edificación en blanco, en forma de pájaro con las alas abiertas, con balcones semiredondos en cristal oscuro y cinco alturas. En el vértice encontramos una pared de cristal desde el suelo hasta la cubierta, tras la que se halla la recepción, justo delante de un carril para vehículos rodeado de varios parterres con vegetación. Unas letras amarillas sobre el edificio quizá le restan un poco al conjunto arquitectónico general. Una pequeña puerta giratoria de cristal que roza varias veces de forma sonora en el suelo nos introduce en un enorme atrio al que se abren los pasillos de las cinco plantas del edificio. Suelo de mármol color arena, un espacio gigantesco lleno de luz por la cristalera hasta el techo que queda tras la puerta. En el centro del espacio hay una enorme maceta redonda con unas cuantas palmeras y algo de frondosa vegetación. Además hay algunas figuras navideñas y un árbol de Navidad. A la derecha quedan los ascensores, y a la izquierda el enorme mostrador de la recepción. Tras él está la entrada al restaurante buffet, demasiado bullicioso en ese momento. Justo enfrente de la entrada, tras una columna con un ascensor panorámico interior se accede a la cafetería y a una zona de butacas algo desangelada y fría. Esperamos un poco hasta que alguien salga al mostrador a atendernos. Después de un par de minutos de espera sale de un despacho situado detrás un simpático joven que se hacer cargo de nuestro registro. Hay tres ordenadores, y nos atiende en el del centro. Sobre el enorme mostrador de madera clara hay algunos folletos de servicios del hotel y de la zona. Y algún adorno navideño. Hay que volver a copiar todos los datos personales, pero al menos el joven resulta simpático y servicial. Nos explica el funcionamiento del wifi que es gratuito, abierto y veloz en todo el edificio, y el horario de los servicios de restauración. Cuando nos entrega la llave, nos dice que esperemos, que mejor nos da dos para que podamos dejar la calefacción encendida si salimos. Sale del mostrador y nos acompaña hacia los ascensores. Puertas automáticas correderas y una cabina interior de cristal. Junto a la botonadura, cuidada y metálica, hay algunos anuncios del hotel. El ascensor sube por la fachada con vistas a la rotonda en la que se sitúa el hotel. Salimos a un pasillo curvo en forma de balcón sobre lar recepción. Moqueta de color gris oscuro, balconada en metal y la impresionante cristalera al exterior. Dos pasillos acogen las habitaciones. El nuestro es el segundo. Paredes blancas, y puertas de madera también blancas con elegantes pomos metálicos. Las puertas se abren al pasillo en una curiosa forma oblicua, generando un efectista juego de luces y sombras que se queda a medias.Un paso más adelante entramos en el dormitorio. Grande de tamaño. Las luminarias le dan un toque algo más cálido. A la derecha hay un escritorio en madera clara lleno de cosas: una lamparita de pie de metal con una pantalla de cristal blanca, folletos del room service, del servicio de spa, un puñado de bombones, una cubitera con una botella de cava de cortesía y una televisión plana. En la pared, un enchufe y una conexión de datos. Sobre el escritorio, en la pared, un espejo de generoso tamaño. Bajo todo ello, una silla de tela gris y un minibar con aguas, zumos y algunos refrescos. Pegado al escritorio y en el mismo cuerpo hay un maletero con lamas metálicas para protegerlo. Bajo él, una papelera. A continuación hay una curiosa butaca bastante cómoda en tela gris.
Habitación: 8
Baño: 7.5
Estado de conservación: 9.5
Desayuno: 8
Valoración General: 7.5