Muy cerquita de Madrid, ciudad dormitorio para miles de trabajadores de la capital. Alcalá está llena de historia y sabiduría, gracias, al ingenioso Cervantes y a su vetusta Universidad (arriba). En mi fugaz visita, utilicé mi máquina del tiempo para visitar la casa de Miguel y comprender entonces algunas costumbres de los murciélagos en el pasado.
En su casa me encontré, entre otros, un libro, El Quijote, en todos los idiomas menos en el mío, pero menos mal que soy poliglota. La gran obra de Cervantes tiene muchas interpretaciones, pero en ninguna se ha comentado sobre mi aparición. Porque sí, yo estuve allí donde los molinos de La Mancha todavía no eran generadores eólicos y donde la fantasía caballeresca alcanzaba su parodia más real. La prueba es esta foto, Quijote me lleva orgulloso en el pecho frente a la casa de su creador. ¿creó Cervantes a Don Quijote, o Don Quijote a Cervantes?