“Aleación de ley” retoma la historia de “Nacidos de la bruma” 300 años después
Tras terminar “Nacidos de la bruma”, la genial trilogía de Brandon Sanderson, me quedé con ganas de más y he tardado lo menos posible en hacerme con el primer libro de su secuela llamado “Aleación de ley”, una nueva entrega llena de fantasía y acción con el poder de la alomancia como base, pero bastante diferente a lo que el señor Sanderson nos tenía acostumbrados en la trilogía original. Con este libro considerablemente más breve (respecto a los parámetros de este escritor) el lector verá cómo ha cambiado el mundo desde que Vin, Elend y compañía intentaran cumplir su heroico cometido.
“Aleación de ley” retoma el universo que ya conocimos en “Nacidos de la bruma” 300 años después, con una sociedad que ha cambiado y que ahora se encuentra en una especie de revolución industrial en la cual la tecnología va ganando terreno en la mayoría de los aspectos de la vida, los edificios pugnan por alzarse hacia el cielo y la electricidad y los medios de transporte como el ferrocarril van asentándose en la vida cotidiana. Nuestro nuevo protagonista Waxillium Ladrian (o Wax) posee los dones de la alomancia y la ferruquimia y los utiliza para mantener el orden en una región (similar al desértico oeste) conocida como los Áridos, hasta que pierde a la mujer que ama en trágicas circunstancias y un tiempo después decide volver a Elendel para hacerse cargo del patrimonio familiar tras fallecer su tío. Ahora, Wax debe olvidarse de perseguir la lucha contra los criminales y velar por sus bienes y todas las personas que dependen de sus negocios, así como se ve en la obligación de buscar esposa y asistir a los aburridos bailes típicos de la alta sociedad a la que pertenece. Pero Wax no tardará en conocer la existencia de una banda de malhechores que se dedica a secuestrar a damas, robar y sembrar el caos y junto a Wayne (un antiguo compañero de fatigas) y Lady Marasi (la inteligente noble que acaba de conocer) irá indagando en este misterio que parece esconder mucho más de lo que se percibe a simple vista.
En esta continuación Sanderson vuelve a describir apasionantes luchas en las que la alomancia y la ferruquimia juega un papel primordial con poderes que ya conocíamos (algunos llevados al extremo) y otros desconocidos hasta el momento como las burbujas que ralentizan o aceleran el tiempo y convierte a sus protagonistas en todos unos expertos del arte que ya vimos en la trilogía, con alguna que otra sorpresa. Este libro, sin embargo, cambia bastante el chip de la trama originaria y (al menos de momento) se centra más en la lucha y persecución de peligros más mundanos, aunque sospecho que todo acabará desembocando en una lucha orientada a algo más importante o trascendental. A pesar de que creo que esta historia es más floja que cualquiera de las presentadas en los tres libros de “Nacidos de la bruma”, me gusta bastante cómo el autor ha presentado esta sociedad evolucionada y los distintos guiños que hace a los protagonistas de la trilogía, convertidos ahora en leyendas e incluso dioses.
Habrá que seguir con los libros que conforman las secuelas para ver qué nuevas implicaciones y complicaciones trae esta nueva era, así que me queda alomancia para rato (afortunadamente). La verdad es que tengo mucha curiosidad por saber qué se trae Sanderson entre manos y conocer más sobre los metales, sus aleaciones y otras nuevas cuestiones alománticas que ya se esbozan en “Aleación de ley” por lo que creo que este 2018 recién estrenado se presenta cargadito de este autor entre mis lecturas prioritarias. Iré contando cada nuevo descubrimiento.
Y tú. ¿Has leído “Aleación de ley”?, ¿Conocías las secuelas de “Nacidos de la bruma?, ¿Te gusta esta historia?. Cuéntame…
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