Vivir cerca del Museo del Prado y tener carné de estudiante con acceso gratuito nos ha hecho pasar innumerables tardes de consuelo en la pinacoteca. El Prado fue el lugar de ensoñación y sosiego juvenil desde que el admirable profesor de arte del antiguo bachillerato nos hiciera leer las Tres horas en el museo del Prado de Eugenio d´Ors. Si en caso de incendio d´Ors salvaba el Transito de la Virgen de Il Mantenga, nosotros salvábamos una de los Jardines de la Villa Médici de Velázquez (¡los cuadros de gran tamaño no pueden cargarse en caso de peligro!). La Villa Médici de Roma fue, pues, un lugar reverenciado para algunos.
La Villa Médici es un bello palacio con jardín en la colina del Pincio (inmediato a la Plaza de España) que fue adquirido, terminado y decorado bajo el mecenazgo del cardenal Fernando I de Médici (1549 – 1609) hijo de Cosme I. Desde Napoleón es la sede romana de la Academía de Francia. En la decoración no pueden faltar las artes matemáticas como corresponde a su época.
Las estancias privadas de Fernando están formadas por tres salones contiguos, nos detenemos en el central donde destaca el fresco con una alegoría de Minerva, diosa de las artes y de la guerra, en la que los Médici se ven reflejados: fuerza y mecenazgo de las ciencias y las artes, incluyendo las mecánicas.
A la derecha de Minerva vemos la esfera armilar y un cuadrante astronómico. Resaltando el mensaje alegórico de la diosa, el taller de Jacopo Zucchi pintó también las alegorías de la Astronomía (erote con cuadrante), Aritmética (tablilla) y Geometría (tablilla con polígonos),
Los Médici fueron una familia enriquecida por el comercio y su escudo nos destaca ese carácter mercantil que lleva asociada la contabilidad: sus bolas son las cuentas del ábaco medieval.