También en Smara sonríen las bocas y los pies saltan de alegría. También allí, o quizás allí especialmente, ha cambiado el tono de voz de todo un pueblo que celebra este hoy con nombre propio. Porque aún hay lugar para la esperanza,
porque todavía podemos creer en el mañana.
Y para que ese mañana sea posible, seguimos caminado sin que el siroco que estos días ha soplado con fuerza, ni la angustia que nos acompañó en el último mes, nos hayan paralizado.
El Ministerio de Comunicación nos ha propuesto una hora de programa Bubisher en la radio local de Smara, y, a pesar del esfuerzo que eso supone para los voluntarios, hemos aceptado, porque creemos que es bueno llenar los oídos de cuentos, porque, a través de las ondas, saltarán las olas y se oirá el sonido del mar, y cada media hora de emisión será un viaje colectivo, un té compartido, un momento para desplegar el plano del tesoro.
La vida sigue y en ella seguimos. Sembrando palabras. Cosechando afectos. Intercambiando cultura. Esperando que cada mañana nuestro pájaro de la buena suerte siga abriendo sus alas.