Alejandro Sanz se sentará en el chester de Pepa Bueno este domingo 31 de mayo. “El éxito está bien, pero no debería arrasar con uno mismo. Al contrario, debería reafirmarte en lo que eres”, sentencia el actual coach de ‘La Voz’ de Telecinco, en unas declaraciones recogidas por la web de Cuatro.
Difícil reto para este cantante y compositor, responsable de despachar más de 23 millones de discos, galardonado con el mayor número de premios Grammy para un español en la historia (20), reconocido con la Medalla del Mérito en las Bellas Artes y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Berklee, la institución de música privada más prestigiosa del mundo.
Y sin embargo, “no tengo ni una maceta a mi nombre en mi barrio, Moratalaz”, se ríe este madrileño de nacimiento llamado Alejandro Sanz mientras bromea con el hecho de que Los Ángeles le homenajeara proclamando el 30 de abril como el día oficial del cantante en la ciudad californiana.
“Me dijeron que hace tiempo, al puente que une mi barrio con el de La Estrella, al otro lado de la M30, le querían llamar el puente del ‘Corazón Partío’. Pero al final nada, ni una maceta”.
Desde hace más de 25 años vive dedicado a la música, una profesión que le ha dado todo. Fama, dinero, reconocimiento público… “Mis padres se sentían muy orgullosos de mí. (…) Mi madre nunca quería venir a mis conciertos porque sufría mucho, pero una vez la convencí y vino a verme a uno. Se pasó todo el concierto mandando a la gente callar. ‘Que está cantando mi niño’, les decía”, recuerda el cantante de su familia.
Sin embargo, todo lo bueno también esconde sinsabores y traiciones. “No voy a permitir que me hagan de mí un desconfiado. Prefiero confiar y equivocarme que no creer en las personas”, avisa Alejandro. En su memoria aún perdura aquel incidente en el que le involucraron dos trabajadores de su servicio doméstico, que incluso llegaron a chantajearle: “Eran unos hijos de puta, eran malas personas (…) Cuando les corté el dinero me amenazaron con hacer público mi acuerdo de separación o mis fotos personales si no les daba medio millón de dólares. Y les dije que va a ser que no. La guerra la empezaban ellos, pero la acababa yo”.
Ciudadano del mundo, no se olvida de que, ante todo, es español. Ni en política, “ me gusta que los nuevos partidos hayan dicho que el crédito a los políticos tiene un límite”, ni en fiscalidad. “ No creo que nadie pueda investigarme más de lo que lo hace Hacienda. Y me parece perfecto”, asegura serio. “No sé exactamente cuánto dinero tengo, nunca he sido de contarlo. Pero sí sé que todo lo que tengo lo tengo en España. Pago impuestos aquí, yo nunca me he hecho residente fiscal de ningún otro sitio”.