Alejandro Schmidt
en la madrugada
por el vidrio roto de la escarchaalguien llama a su perro
silba
insistellama a su perro
si una vez
una sola vezhubieran llamado así
a mi corazón
no llevaría esta joroba
cuando sale el sol.con mi hijito
paseamos por el cementeriopregunta
¿qué hacen los muertos?
están acostado sin moverse
¿todo el, día?
sí, querido, todo el día
y a la noche
¿se pueden mover?no sé
nunca vine de nochevengamos una noche, papi,
vengamos una nochedijo
y siguió con su bici
entre los panteones.
ese perro que corre en la terraza
es la bellezalos vecinos se quejan
ladra, ladra mucho dicenal dueño no le importa
no tengo hijos, piensa,no tengo nada en la vida
muchas veces olvida dejarle agua
el perroestira su cabeza entre las rejas
va lamiendo
la luz de los faros
no hay estrellas ni amantes
en esa esquinacerca del campo electromagnético
el perro está desnudoespera
gruñe a todo lo que interrumpasu miserable concentración de orejas
nunca tuve premios
se repitesu amo
subiendo la escalera
mosaicos ajedrezados
una lata vacía de dulce de batatay la belleza
que tiemblatiene sed.
leyendo a Nabokov descubríque, como los adolescentes,
aún leo para aprender a vivir
el párrafo me halló desprevenido
allí dice que los jovencitos
indagan en los libros
mensajes o razones, el vaporoso plan del mundo
pero Nabokov
nació en la aristocracia
y supo tanto, tanto, desde siempre
lenguas, ciudades, entomología
y Cornell, su atril
y el Neocriticismo
¡ay!
qué vergüenza me dio oír el timbre
en la escuela secundaria donde busco el pan
qué pudor
qué rabia suelta
pero en otro artículo
Literatura y sentido común
dice que
para subir a una torre de marfil
hay que matar primero
algunos elefantes.
porque de inmediato aparecela mosca verde
el malentendido
mujeres con aros dorados
gente que desprecio
porque el silencio me tuerce los ojos
y la absoluta verdad de alguna líneame pregunta
¿para esto
para esepara aquellos?
no
nunca máslo dejaré salir
si es un fuerte animal
una pluma alzadaun espejito
ese libro de poemas
por malo por bueno que sea
que lleve su sed
y que se apartecomo toda criatura
que busque el imposible lector
que no sea encontrado en fuego frío
distracciones que aplaudensí, dejaré los poemas en su libro
bastante muerte es ésa.
Alejandro Schmidt (Villa María, 1955), Romper la vida. Antología existencial. Editorial Nudista. Córdoba. 2013.