El programa nuclear italiano, aprobado por el parlamento en 2009, iba a ser abordado en una primera fase por Enel, que tenía previsto construir en colaboración con la francesa EDF cuatro centrales, cuya ubicación estaba por decidir. El partido de centro-izquierda Italia de los Valores había solicitado ante el Constitucional la celebración de un referéndum que, a raíz del desastre de Fukushima, Berslusconi intentó frustrar aprobando una moratoria de un año para el mismo. Una medida similar a la que adoptó Ángela Merkel en Alemania sobre la decisión de su propio Gobierno de ampliar la vida de las centrales germanas. El Gobierno alemán optó finalmente por el apagón nuclear del país antes de 2022. La coalición de centro-derecha que preside la canciller Angela Merkel da así marcha atrás a la ampliación de la vida útil de las nucleares alemanas que había aprobado hace solo ocho meses.
Italia, con un mix energético desequilibrado (la mayoría de sus centrales son de gas y carbón) y una enorme dependencia de las importaciones de electricidad de Francia, tiene serias dificultades para la construcción de infraestructuras energéticas, dado el poder que tienen los municipios. De hecho, el Gobierno no ha logrado que prospere la construcción de regasificadoras, que eviten la dependencia del gas que proviene a través de tubos de Argelia y Rusia. En este último caso, el gasoducto transcurre por Ucrania, lo que supone un riesgo añadido.
Fuentes: Cincodias , ElPais