Según cuentan, la Ruta Romántica de Alemania recibe su nombre del sentimiento de emoción profunda que experimenta el viajero al adentrarse en sus ciudades medievales y castillos de cuento, durante los casi 400km que separan Würzburg de Füssen, al pie de los Alpes.
Esa sensación cuando te bajas el coche y pones el pie en el centro de alguno de las 60 localidades que componen la ruta, de que te adentras en un mundo de ensueño en el que es posible viajar al pasado.
Evidentemente, si pretendemos visitar todos estos pueblos necesitaremos bastante más de 4 días. (¡10 días por lo menos!). Nosotros no disponíamos de tanto tiempo, así que hicimos una selección para visitar los lugares que más nos atraían (Würzburg, Rothenburg o. d. Tauber, Dinkelsbühl, Nördlingen y Füssen) recomendados una vez más por nuestra querida Flavia, de Flavia Around the World, y decidimos incluir Ulm en la ruta, que aunque no es propiamente una ciudad de la Romantische Strasse.
La mejor forma de descubrir la Ruta Romántica es en coche, pero si prefieres no conducir para poder estar todo el día bebiendo bier existe la posibilidad de hacerlo en autobús.
Día 1: Würzburg – Rothenburg ob der Tauber
En nuestro caso, sí que la hicimos en coche, y a Würzburg llegamos de noche, desde el precioso pueblo medieval de Schwäbish Hall del que lo separan 125km.
Desde la lejanía, la silueta que ofrece la ciudad ya es más que sugerente. La imponente Festung Marienberg (fortaleza de Marienberg), domina la ciudad desde lo alto de una colina cubierta de vides que encierran la promesa de una romántica copa de vino en algún lugar de la ciudad.
Foto by Luisma
Qué ver en Würzburg
Lo primero que hicimos al levantarnos en Würzburg fue encaminar nuestros pasos hacia la Residenz, el palacio barroco que vino a sustituir los anticuados alojamientos de la fortaleza Marienberg en el siglo XVIII y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981.
La visita a los jardines es gratuita y el interior de la residencia se puede visitar en grupo guiado, o por libre. Si vas por libre, como hicimos nosotros, descubrirás que hay una área a la que no te dejan acceder, ya que a los visitantes independientes sólo se le permite el paso a la Gran Escalera, la Sala Blanca y la Sala Imperial.
El precio de la entrada son 7,5€, y realmente merecen la pena (y ya sabéis que yo no soy muy de entrar a sitios), pero realmente me quedé embobada contemplando uno de los mejores ejemplos de decoración del barroco europeo.
Impresiona bastante ver como se integran los frescos de los techos con las esculturas que salen de las paredes, de forma que, por ejemplo, un personaje que está pintado en la pechina de una bóveda, tiene los pies hechos en escultura colgando en el aire, como si realmente estuviera sentado en el techo. El mismo efecto se repite con las telas, consiguiendo un realismo totalmente sorprendente.
Lamentablemente las fotografías en el interior están prohibidas.
Tras contemplar la majestuosidad de estos salones, un tranquilo paseo por los jardines exteriores nos ayudará a hacernos una idea de las dimensiones del palacio.
Foto by Luisma
Es el momento de dirigir nuestros pasos hacia la Festung Marienberg, a través de senderos rodeados de viñedos. En el camino, cruzaremos la Atlstadt y visitaremos las iglesias de Marienkapel y la catedral de Sam Kilian.
Podemos hacer una parada en la Markplatz para comernos una bratwurst callejera en un Imbiss mientras descansamos un poco las piernas.
El camino hacia la fortaleza está bien señalizado una vez cruzado el Mainebruk y la subida empieza pronto. Aunque es algo pronunciada, en unos 15 o 20 minutos estamos colina arriba.
Las vistas de la ciudad se van haciendo más espectaculares conforme ascendemos, y nos ofrecen un bonito espectáculo de tejados rojos, agujas y cúpulas realmente precioso.
El acceso a los patios interiores de la Festung Marienberg es gratuito, y podemos vagar libremente por el que fue el palacio obispal hasta 1979. Si queremos visitar el museo que retrata el opulento estilo de vida de los príncipes-obispo que habitaban la residencia, sí tendremos que pagar 4,5€. Si por el contrario pensamos que ya recaudaron suficiente en el pasado, podemos limitarnos a disfrutar de las imponentes torres y murallas y de la majestuosidad de la estructura, además de deleitarnos con las increíbles vistas.
En nuestro camino de vuelta, será parada obligatoria el alte Mainbrücke, el puente más antiguo sobre el río Meno, y que se caracteriza por sus estatuas de santos. Junto al puente, encontraremos un restaurante que tiene una ventana abierta a la calle, donde podemos pedir unas copas de vino franco dulce o semidulce y degustarlo apoyados en el mismo puente tras pagar un depósito de 5€ por cada vaso, que recuperaremos al devolver las copas sanas y salvas en la misma ventanilla.
Efectivamente. Beber en la calle, es legal en Alemania.
Me hizo sentir nostalgia de cuando era así también en mi ciudad, y podías darte un paseo por Granada bebiéndote un tercio de Alhambra fresquita, cosa que ahora te puede costar una multa de 300€ y un problema con la policía.
Al caer la tarde nos volvemos de nuevo al coche, y condujimos los 60km que separan Würzburg de Rothenburg ob der Tauber, nuestra siguiente parada.
Dónde dormir en Würzburg
Los precios de los alojamientos en Alemania varían mucho de una región a otra, e incluso de una ciudad a otra dentro de la misma región, pero por lo general, es caro. Durante el tiempo que estuvimos viajan en Alemania no conseguimos dormir por menos de 20€ ni compartiendo habitación (¡¡excepto en casa de nuestros queridos Fran y Julia, claro!! ❤️❤️).
En Würzburg nos alojamos en el hostel Babelfish, realmente bien situado y con posibilidad de aparcar gratis en las calles que rodean el hostel.
Nos alojamos en un dorm de 4 camas por 23€/persona, que al final resultó ser sólo para nosotros, pues no se alojó nadie más allí esa noche.
Decidimos pagar también la opción de desayuno buffet “all you can eat” por 4€ que estaba bastante bien, con fiambres típicos y ahumados de buena calidad, pan tierno de diferentes tipos, cereales, yogur, fruta, té y café. Además de las típicas mermeladas, mantequilla y quesos de untar.
Día 2: Rothenburg ob der Tauber – Dinkelsbühl – Nördlingen
ROTHENBURG OB DER TAUBER
Rothenburg ob der Tauber es una preciosa joya medieval donde el tiempo se ha detenido y que es sin duda una de las paradas más esperadas de la Ruta Romántica.
Nosotros tuvimos la suerte de poder pasearla tranquilamente por la noche cuando llegamos, sin apenas un alma en las calles, y disfrutarla también al día siguiente bajo la luz del día, pero con algún autobús turístico que otro descargando gente.
Lo cierto es que al ser temporada baja no había mucha masificación, pero en verano quizá sí puede resultar un poco más agobiante, pues es una ciudad pequeña, no apta para hordas de turistas con sus parasoles, paraguas y palos de selfie. Sí, esos que tienen el poder de hacer que se esfume el encanto especial y la atmósfera de recogimiento de lugares como Rothenburg.
Qué ver en Rothenburg ob der Tauber
Rothenburg es de esos sitios donde lo suyo es guardar el mapa y sencillamente caminar sin rumbo. No tiene desperdicio ni un solo rincón de este pueblo que con apenas diez mil habitantes es una postal viviente.
No es de extrañar que Disney se inspirara en esta localidad para recrear la historia de Pinocchio.
La Marktplatz es el centro de todo el pueblo. Amplia y rodeada de hermosas fachadas, es el lugar a detenerse para reorientarnos, o cambiar de dirección para visitar otra de las hermosas puertas que se abren en la muralla de la ciudad. Además, cada hora en punto podemos ver cómo salen los muñecos de las ventanas del ayuntamiento, donde también podemos subir para ver el pueblo desde las alturas.
Foto by Luisma
Cerca de la Markplatz está la San Jakobskirche, la iglesia de san Jacobo, construida entre 1311 y 1484 y que tiene en su base una curiosa abertura para permitir el paso de coches y personas por debajo de la iglesia. Además que en el interior de la iglesia se guarda una reliquia que supuestamente contiene tres gotas de la sangre de Cristo.
La muralla que rodea la ciudad tiene un paseo de tablones que permite ver la ciudad también desde un punto de vista elevado e interesante a la vez que la rodeas entera.
Además hay un par de museos que dependiendo de vuestros gustos e intereses pueden merecer la pena. Por un lado, el Kriminal Museum hace un recorrido por los castigos y torturas impuestos a los criminales en la Edad Media. Curiosamente, tienen pases para todas las edades a partir de 3 años. Nosotros no entramos.
Como tampoco lo hicimos a la Tienda-Museo de la Navidad, una enorme colección de belenes, figuras de Santa Claus y otras decoraciones navideñas que está abierto todo el año.
A parte por todos lados encontraréis tiendas que venden las tradicionales Schneeballen o bolas de nieve. Una especie de bolas de masa de roscos fritas, que pueden llevar azúcar, almendras, chocolate y otros acompañamientos, muy típicas de esta ciudad.
Dónde comer en Rothenburg ob der Tauber
En Rothenburg decidimos dejar por un momento los döners y el currywurst a un lado y darnos un pequeño homenaje gastronómico.
Elegimos para cenar el restaurante Zur Höll, que literalmente significa “en el infierno” y que está ubicado en uno de los edificios más antiguos de la ciudad, con 1100 años de antigüedad.
En la carta encontraremos varios platos regionales tradicionales, pero no debemos olvidarnos de preguntar por los especiales del día que añaden un toque de originalidad a la carta.
El servicio es lento, pero no es un sitio para ir con prisas. La comida se prepara desde la base, por lo que lleva su tiempo. Es casi imprescindible reservar, aunque nosotros conseguimos una mesa sin reserva, que acabamos compartiendo con otra pareja. Como curiosidad comentar, que la señora esta ¡se comió mi pan!
Pedimos unas fränkische Bratwürste mit Kraut (salchichas Bratwurst con chucrut) y un especial del día de ternera con cebolla crujiente y Spätzle, acompañados de una jarra de vino local. Todo espectacular.
Dónde domir en Rothenburg ob der Tauber
Todo lo que encontrábamos en Rothenburg nos parecía carísimo, hasta que por fin dimos con la Gasthof zur Linde justo a la entrada de las murallas, lo que le da una situación ideal, donde pasamos la noche en una habitación doble con baño y desayuno incluido por 49€.
¡Ah! Y con aparcamiento.
DINKELSBÜHL
La encantadora ciudad de Dinkelsbühl nos pilló totalmente por sorpresa. Habíamos oído hablar de la belleza de todas las localidades de la Ruta Romántica y estábamos deseando visitar Rothenburg, pero no sabíamos que al llegar a Dinkelsbühl sufriríamos un flechazo de amor a primera vista.
Para empezar, nuestro lado friki medievalero estaba ya que no se lo creía desde que pisó Alemania, pero es que esas espectaculares murallas de Dinkelsbühl nos recordaban irremediablemente a las de la serie manga “Ataque a los Titanes“. Curiosamente luego descubrimos que en realidad el autor del anime se inspiró en las murallas del siguiente pueblo, Nördlingen, para crear la ciudad donde se desarrolla el manga, lo cual significa que realmente consiguieron recrear el ambiente, y que seguro que las otras ciudades amuralladas como Rothenburg y Dinkelsbühl, contribuyeron a crear esa atmósfera de la serie.
El casco antiguo de Dinkelsbühl cuenta con 16 torreones, varias puertas originales de la ciudad y la muralla circundante.En la oficina de turismo os darán un mapa de la ciudad que señala dos recorridos. Uno que rodea las murallas, para haceros una idea de la ciudad al completo, y otro que recorre todo el centro y recorre los lugares más emblemáticos o de interés histórico.
NÖRDLINGEN
Para visitar Nördlingen me hubiera gustado de verdad disponer de un par de alas para elevarme por el aire y poder admirar la ciudad desde las alturas. Y no, no me había fumado nada raro, si no que la peculiaridad de Nördlingen reside precisamente en su ubicación en el interior del cráter de un meteorito. El hecho de que su muralla se pueda circunvalar por completo la convierte también en una ciudad única en Alemania.
Foto Roger W
A falta de alas, quizá se pueden conseguir buenas vistas de la ciudad subiendo a la torre de Daniel, de la Iglesia de San Jorge, a unos 90 metros de altura. Frente a la iglesia, una plaza con bares y cafeterías nos invita a parar y tomar algo mientras que disfrutamos de las hermosas vistas del edificio.
Día 3: Ulm
Ulm, con sus casitas de madera, sus estrechas calles empedradas y su imponente catedral es una ciudad muy atractiva, a la que el Danubio da todavía un carácter más especial. No forma parte de la Ruta Romántica propiamente dicha, pero su cercanía con la misma bien merece un pequeño desvío.
Qué ver en Ulm
En la oficina de turismo de la Münsterplatz nos proporcionaran un libreto con un mapa numerado del 1 al 54, y una breve descripción detallada de cada uno de estos puntos en el resto de las páginas.
Elementos a destacar son, por ejemplo, el barrio de los pescadores, el Rathaus antiguo, en cuyo interior hay una réplica de la máquina voladora del sastre de Ulm y un reloj astronómico en su exterior, el Bastión del Ágila, el paseo peatonal o para bicis por el Danubio, la fuente de Albert Einstein y por supuesto la iglesia mayor Ulm Münster, con el chapitel más alto del mundo.
La catedral realmente merece la pena la visita. Contemplarla desde fuera, es bastante impactante. De estilo gótico, comenzó a construirse en el siglo XIV y no se acabó hasta el XIX. El amplio espacio de la Münsterplatz permite contemplar la altura del edificio en toda su extensión. El acceso a su interior es gratuito, y sólo tendremos que pagar si nos animamos a subir los 800 escalones que llevan hasta lo más alto de la torre.
Las vistas, (y la altura) realmente cortan la respiración. A nosotros no nos dolió pagar los 5€ de subida a la torre, pues realmente la adrenalina y las vistas lo merecen.
Para comer podemos pedir un sabroso currywurst en el Imbiss ambulante que hay en la plaza al bajar, para reponer fuerzas después de tantas emociones.
Dónde dormir en Ulm
Nuestra llegada a Ulm fue un poco angustiosa.
No teníamos nada reservado, y se había hecho ya de noche, pues salimos tarde de Nördlingen (83km). Nuestra idea era ir parando en los hoteles o pensiones que viésemos conforme entrabamos a la ciudad, pero…¡¡no vimos ni uno!! Al menos desde el coche.
Desesperados, aparcamos el coche donde pudimos (¡estaba prohibido el aparcamiento sin tarjeta de residencia en todos lados!) y nos metimos en un restaurante que parecía cerrado, pero que finalmente estaba abierto, a tomar una cerveza y a mendigar wifi para poder encontrar un albergue o una pensión. Finalmente encontramos algunas opciones, sí, pero…¡¡a qué precios!!
Lo más barato que pudimos encontrar fue un Ibis Budget por 60€ la noche sin desayuno. Por suerte, encontramos aparcamiento gratuito cerca del hotel.
Dónde desayunar en Ulm
La noche que llegamos a Ulm fue todo un poco lío, y se nos hizo muy tarde para cenar. Así que nos fuimos a la cama con el estomago vacío. ¿Por la mañana? ¡Nos comíamos hasta las piedras!
La solución fue empezar el día en QMUH un restaurante con un ambiente genial, y que sirve unos desayunos increíbles.
Yo pedí uno a base de frutas, quesos, huevo duro y distintos tipos de pan, que me dieron energía para el resto del día. Y mi compañero se lanzó del todo a por un Münchner, un desayuno a base de salchichas cocidas que incluye una jarra de cerveza de trigo, ¡por si acaso!
Día 4: Füssen y el Castillo de Neuschwanstein
Nuestro último día en la Ruta Romántica lo pasamos en Füssen y explorando el espectacular entorno que rodea a los así llamados, “castillos del rey loco“, Neuschwanstein y Hohenschwangau. Decidimos NO entrar a los castillos, dedicando todo el tiempo que teníamos a caminar tanto por la localidad de Füssen como por las colinas y lagos que rodean los castillos.
Pusimos en un lado de la balanza el interés por los lujos y estilo de vida de la corte y nobleza europea, las larguísimas colas, y un precio elevado, y en el otro, un paraje alpino nevado por explorar con vistas alucinantes y un precioso día de sol para caminar. Salió ganando la segunda opción.
Qué ver en Füssen
Füssen es una preciosa localidad que pone la guinda final a la Ruta Romántica. A los pies de los Alpes, con un casco antiguo medieval y rodeada de imponentes colinas, castillos y lagos, tiene además un tamaño reducido, lo que la convierte en perfecta para dejar el coche en las afueras y explorarla a pie (y de paso ahorrarte unos euros por el aparcamiento).
Podemos empezar a explorar Füssen adentrándonos en su Altstadt por la calle Reichenstrasse, la calle principal que por suerte es peatonal y está repleta de comercios y restaurantes ubicados en preciosos edificios de madera.
Continuando por esta calle llegaremos a la plaza de Ritterstrasse donde encontraremos una estatua de San Magnus (aunque parezca san Jorge), el patrón de la ciudad. También cerca hallaremos el antiguo ayuntamiento, característico por sus balcones pintados.
Si tenemos ganas de visitar el interior de algunos edificios históricos, podemos parar en la antigua residencia de los obispos de Ausburgo, el Palacio Alto (Hohe Schloss) o el monasterio de San Magnus, construido en el siglo IX, casi a las afueras de Füssen.
También en el camino hacia el río Lech nos toparemos con la iglesia del Espíritu Santo con su fachada pintada de estilo rococó.
Dónde cenar en Füssen
No tuvimos suerte con los restaurantes de Füssen, en el sentido de que a todos los que intentamos entrar nos dijeron que era ya demasiado tarde, y que sólo servían bebidas.
Finalmente, nuestra ángel salvadora fue la camarera del Gasthaus zum Schwanen que nos dijo que si pedíamos rápido nos daba tiempo pues cerraban en 40 minutos. Pedimos un plato cada uno y un par de dunkels y tan felices. Por fin pude probar las Maultaschen una especie de pasta rellena muy típica de la Semana Santa en Alemania.
Dónde dormir en Füssen
Hay muchas opciones hoteleras en Füssen, para todos los gustos y bolsillos. Casas de huéspedes, hoteles, hotelazos, spas, y por suerte, también un albergue, donde nos alojamos nosotros.
En el House L.A. Hostel podréis alojaros en una habitación privada con baño compartido por 36€/noche. Podéis dejar el coche gratis en el parking del hostel, e ir a explorar la ciudad y los castillos a pie.
Ruta a pie desde Füssen para visitar los castillos
Desde Füssen hay un paseo de 1 hora andando por una vía verde que discurre junto a la carretera hasta la base de los castillos. Es un paseo precioso y totalmente recomendable, sobre todo para hacerlo a la vuelta, cuando el sol está cayendo ya.
Además, hay una serie de rutas de senderismo por los alrededores de Füssen que nos llevan a explorar los lagos y montañas que rodean los castillos.
Lo que hace tan famosos a estos castillos, además del paraje incomparable, es el hecho de que Disney se inspirara en el castillo de Neuschwanstein para crear su Castillo de la Bella Durmiente en Disneyland.
Nosotros decidimos hacer la ruta número 3 que marcaba en el mapa de senderismo que nos dieron en la oficina de turismo de Füssen, y que se denomina “La ruta de los tres castillos“, pues desde Füssen, pasa por el Hohes Schloss, o Palacio Alto, sube el monte Kalvarienberg por un sendero que va uniendo pequeñas ermitas escondidas, vuelve a bajar hasta el lago Schwansee escondido entre los montes, para llevarnos hasta los pies de Hohenschwangau y Neuschwanstein. Hay que prestar atención al desvío que marca el sendero, en la margen izquierda de la carretera, justo cuando empieza a subir.
Encontrar una buena toma de los castillos se convierte casi en un juego durante la ruta. Y ya nos quedó bien claro al entrar en la oficina de turismo que nos perderíamos la mejor de ellas, la vista que hay desde el Marienbrücke, pues estaba cerrado por obras de mantenimiento. Pero aún así disfrutamos mucho descubriendo cada perspectiva que nos brindaba la ruta.
Hicimos un par de paradas en el camino, en unos de los varios establecimientos rodeando toda la base de los castillos. La primera en un kiosko, a tomar una cerveza y un bretzel y la segunda para tomar una sopa que nos diera un poco de fuerzas para emprender la vuelta a Füssen.
La vuelta la hicimos por la carretera, una ruta llanita y también muy bucólica. ¡Un gran último día en la Ruta Romántica!
Cuando por fin llegamos de regreso al hostel, con la luz de la tarde ya casi desvanecida, nos montamos en el coche y condujimos los 220km que separan Füssen de Stuttgart donde nos reencontraríamos de nuevo con nuestros amigos anfitriones.
Espero que os resulte útil este itinerario de 4 días por la Ruta Romántica desde Würzburg a Füssen.
¿Conocéis la Ruta Romántica? ¿Qué otras ciudades habéis visitado y recomendaríais?