Un artículo publicado en Die Zeit removió hoy los cimientos de los mercados europeos arrastrándolos nuevamente a la baja. Según esta información, Alemania ya ha asumido que Grecia quebrará (o, al menos, que esa eventualidad es cada vez más probable en el corto plazo) y trabaja en la búsqueda de soluciones. Si se cumpliera este vaticinio, la UE tendría que hacer frente a dos situaciones inesperadas: la quiebra de un Estado de la eurozona y, además, la inutilidad de un Fondo de Rescate que fue creado, precisamente, para evitar estas bancarrotas.
En la información de Die Zeit, se asegura que miembros del Ministerio de Finanzas germano "han comenzado a pensar en lo impensable". Ante la inminencia de una próxima caída de Grecia, los funcionarios de Angela Merkel han comenzado a calcular cómo afectaría esta eventualidad a los bancos alemanes. La duda en los mercados es cómo se reestructuraría la deuda helena: ampliación de plazos y nuevos préstamos que sustituyan a los antiguos...
La reestructuración de la deuda es la opción más factible, lo que implicará un nuevo calendario de pagos. Hasta el momento el Gobierno alemán ha dicho que no será necesaria una reestructuración que pase por un descuento en los pagos a los acreedores. Esta reestructuración de deuda se haría a través del dinero prestado al país heleno por el Fondo de Rescate europeo. De esta manera, Grecia recibiría dinero de sus socios y rescataría deuda, con lo que se refinanciaría a un precio mejor que el que recibe del mercado. Eso sí, con esta maniobra trasladaría el riesgo de sus actuales acreedores a los contribuyentes a través del Fondo de Rescate (la Comisión Europea, el FMI y los demás países de la eurozona).
El mercado reaccionó con un fuerte castigo a la deuda griega y disparó su diferencial respecto a la alemana. Posteriormente, fuentes oficiales helenas han desmentido la noticia, lo que ha relajado algo la prima de riesgo de su deuda.Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización