Yara Ángel
La pregunta que hoy se hace todo el mundo, porque no se ve otra explicación, es: ¿Tendrá el Banco Central de Venezuela sus manos metidas en este plan? Lo explicaré detenidamente.
En este momento, donde quiera, no se hace sino hablar del dólar paralelo que se va disparado astronómicamente, amenazando la sana, tranquila y equilibrada economía que veníamos disfrutando. Hasta hace poco, sentíamos confianza, porque usted Presidente ha repetido innumerables veces que tiene la economía bien sujetada en sus manos, que está bajo su control, que lleva sus riendas. En una gran parte del mercado, del comercio, en multitud de negocios se transan las actividades económicas en dólares, y esto afecta negativamente el poder del bolívar, y ha estado surgiendo otro mundo, otra banca, otro imperio de transacciones, que se comenta, intenta imponerse y plantearse en la vida diaria, en los condominios, supermercados, tiendas, toda clase de negocios.
El panorama del flujo de divisas actual en el país, nos muestra un macabro negocio que se está entretejiendo a la vista de todos y a costa de la estabilidad económica nacional ¿Quién está detrás de esto y por qué?
Lo cierto es que, hasta hace apenas dos meses, una persona natural podía comprar, sin tanto rollo, sumas razonables de dólares a través de las entidades bancarias nacionales, siempre y cuando hubiese solicitado la cuenta en divisas -internacional- y atendiendo a la disponibilidad de dólares de ese día. De resto, ingresaba en la página o en la aplicación del banco y sin mayor desespero compraba y retiraba su dinero, pudiendo pagar sus obligaciones mensuales, servicios, ahorrar, etcétera, porque en Venezuela, en especial en Caracas, alquileres, condominios, hasta mecánicos, o equipos varios, multitud de compromisos se cancelan o se transan en función del dólar, y en caso de no contar con suficiente efectivo, inevitablemente tener que acudir al paralelo. Aquellas facilidades para adquirir dólares e ir cumpliendo con nuestras responsabilidades, hoy se han convertido en un tormento, en una pesadilla.
Para no ir muy lejos, en mi caso particular, cada primero de mes debo cancelar el pago del alquiler en dólares, NO EN SU EQUIVALENTE EN BOLÍVARES, pero resulta que ya no es posible comprarlos con aquella facilidad que les relataba, en mi caso a través del Banco de Venezuela, que ahora ha dispuesto un límite de venta al público natural, los días lunes de nueve a 12 del mediodía –así lo exigen-, y estrictamente de nueve a diez de la mañana, a lo sumo. El resto de la semana, usted puede intentar de mil maneras y sólo va a recibir una notificación que le informa que las operaciones cambiaras SE ENCUENTRAN POR EL MOMENTO CERRADAS -INTENTE LUEGO-.
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No conforme con ello, a veces, la disponibilidad de divisas para la venta no supera los cien dólares, incluso tan sólo ochenta -este pasado lunes fue así, sólo ofertaron ochenta dólares-, pero lo insólito es que si logras pagarlos, el banco viene y te informa que no puedes retirarlos hasta tanto hayas comprado una suma mínima de ¡doscientos dólares! ¿Cómo? ¿De dónde puede uno sacar para comprar $200, si cuando uno lo que necesita son $100? ¿Cómo puede ser eso posible, que el banco no pueda vender una cantidad menor? Algo absurdo y de locos, por lo cual entonces vienen y te represan tu pobre dinero, bloqueándote a la vez tu posibilidad no sólo de adquirir los dólares para pagar tus compromisos sino a la vez diciéndote que tendrás que esperar tediosos trámites para que te puedan devolver tus tristes pero mil veces sagrados churupos, sudados, muy bien trabajados, cayendo entonces en la cuenta de quién sabe Dios cómo entonces podrás encontrar los fulanos dólares para, por ejemplo, pagar el alquiler. Si vuelves al banco en busca de una razón y te quejas, te dicen que te pueden dar tu dinero, pero en bolívares. ¡No!, ¡tajantemente NO! Necesito los fulanos dólares, porque es la manera como funciona gran parte de nuestra economía, como dice la canción, ¡Eso NO LO HE INVENTADO YO!
Este exabrupto, me llevó a buscar desesperadamente otras posibilidades, para ver si lograba adquirir las benditas divisas, y en medio de aquella travesía, me topé con el jugoso negocio de una cuerda de desvergonzados que monopolizan la venta de divisas y juegan con la oferta y la demanda, generando esta nueva brecha entre el dólar BCV y el PARALELO que estamos viendo, una brecha que tiende a agrandarse vertiginosamente, ya ocho y diez puntos por encima. El negocio del que hablo, no se trata del individuo que compra y revende -que de por sí es despreciable también-, me refiero a CASAS DE CAMBIO, a lo largo del país.
Para ser más precisa, la semana pasada fui con mi pareja a consultar, específicamente en la oficina de Italcambio ubicada en la avenida Urdaneta de Caracas. Hice mi cola y sin mucho titubeo, el agente nos explicó que era posible comprar hasta mil dólares diarios, eso sí, al valor de la tasa paralela que ese día era de 44.20 bolívares, mientras el BCV indicaba 36.80 bolívares. Muy a su conveniencia, ellos no le llaman a esto TASA PARALELA, sino COSTOS POR SERVICIOS, pero uno no es tan bobo, sabe lo que negocia a trastienda. Lo más impresionante de todo es que pensando que lo que hace Italcambio se trata de algo ilegal, voy y le pregunto al agente: “-Oiga, señor, ¿y ustedes entregan recibo?”, a lo que respondió de la manera más fresca y automática: “¡-Pues, claro, señora, esto es una operación completamente legal!” ¡Hasta recibo dan! Fue cuando le dije a mi pareja: “-¡Entonces esto se jodió!”, y lo que más pánico me produjo, fue luego enterarme que el Presidente atacó de manera directa al malandro y sinvergüenza de José Guerra, acusándolo de usurpar funciones del Banco Central de Venezuela (BCV) con la administración del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).
Volviendo a lo de las Casa de Cambio, quiere decir que si una persona va a Italcambio todos los días de la semana, se puede hacer con cinco mil dólares en efectivo al precio del mercado negro, pero no puede comprar más de cien dólares semanales a la tasa oficial del BCV en el Banco de Venezuela. Ustedes me van a disculpar, porque yo no soy economista ni mucho menos, pero no necesito serlo para saber que aquí nos encontramos ante una enorme y peligrosísima inestabilidad económica, una mafia encaletada que tendrá urgentemente el gobierno que investigarla, porque inevitablemente acabará arrollándonos a todos, convirtiendo estas navidades, ADELANTADAs, en el verdadero Grinch, en el horror que ansiosamente la oposición anda buscando, volvérnosla a poner BIEN NEGRAS!
¿Qué explicación, señor y respetado Presidente, puede tener esto? ¿Nos iremos a calar otra guerra económica como la del 2016, 2017, 2018, 2019, 202…?
Lo que está claro y lo que ya aprendimos todos los venezolanos, sufriendo, a las malas, es que, ante la escasez de oferta de divisas y la monopolización de efectivo y venta al negro, lo único que se genera es inflación, con los resultados que ya todos conocemos ¿VAMOS A PERMITIRNOS VOLVER A ESA PESADILLA?
LA GRAN PREGUNTA QUE CUALQUIERA SE HACE ES: ¿De dónde sacan entidades cambiaras privadas como Italcambio, los dólares que venden? ¿Quién les suministra estas divisas y a qué precio las compran, para luego revenderlas al valor del mercado negro? ¿Por qué estas casas de cambio pueden llegar a manejar un flujo de divisas de tal magnitud que una persona puede retirar hasta cinco mil dólares a la semana de una agencia, pero el Banco de Venezuela, principal entidad bancaria del país, alega no tener disponibilidad de divisas -intente luego-?
No sabiendo a dónde dirigir mi denuncia, porque hablando con claridad ¿a dónde va uno siendo un pobre pendejo, y que lo atiendan de verdad, con seriedad para poner una denuncia de esta naturaleza y que se haga algo al respecto? Ojalá siquiera se usara la VenApp para que la gente denunciara estas irregularidades, eso para quien cuenta con teléfono inteligente, servicio de internet, etc.
¡Que alguien se apiade del venezolano de a pie! ¡Dios nos libre de vivir los horrores inflacionarios de hace unos años!
Adriana Rodríguez